SANTIAGO.- "(La calle) San Antonio representa el primer espacio de acercamiento del migrante al Estado, mediante las oficinas de extranjería (...) En definitiva, de lo que habla San Antonio es de la representación de una arquitectura social, de un laboratorio, de un eje cosmopolita en donde ninguna nacionalidad está ajena, más bien es una gran vitrina de la diferencia, que le propone al nacional experimentar un ejercicio de tolerancia y aceptación hacia la diversidad".
El texto es parte de un ensayo del sociólogo experto en migración Leonardo Polloni Agar, contenido en el libro "Santiago Babylon". El ejemplar, recopila observaciones, análisis y entrevistas a los inmigrantes que transitan en una manzana fundacional de Santiago: la enmarcada por Santo Domingo al norte, 21 de Mayo al poniente, Monjitas al sur y San Antonio al oriente.
"Esta es una manzana obviamente importante en términos de migración: allí están las oficinas de extranjería, y los inmigrantes han tenido injerencia en términos de transformar la zona en aspectos de comercio", explica
José Abasolo, arquitecto y coautor de "Santiago Babylon". "
Nuestra hipótesis es que lo que ocurre en esta manzana, se repite en lo que ocurre en el damero, y en términos más amplios, en todo Santiago".
Capas de la construcción multicultural de Chile. Julín Serra (desde 1936) e inmigrantes afroamericanos (2017). Crédito: AriztíaLAB.
El ejemplar, es producto de una investigación de nueve meses de duración hecha por AriztíaLAB, un grupo de profesionales de diversas disciplinas, que explora las distintas dimensiones del medio urbano "en sus variables de práctica, experiencia y discusión". El objetivo de "Santiago Babylon" fue comprobar que los inmigrantes son agentes de cambios en la capital, que están articulando socialmente el espacio y activándolo.
"Como arquitectos comenzamos pidiendo la planimetría de la manzana y luego, tomamos prestados procedimientos de la sociología y de la antropología. Día a día desarrollábamos el ejercicio de seguimiento, varias horas convirtiéndonos en la sombra de los inmigrantes que allí transitan, para entender cómo se relacionan y cuáles son sus comportamientos", explica Abasolo, quien además es docente de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Las Américas.
Las peluquerías de los dominicanos, las pastelerías colombianas Gustapan o los restoranes peruanos, dan cuenta del activo comercio que desarrollan los migrantes en la zona. Sin embargo, les bastaron pocas semanas de investigación para reconocer cuál era el negocio más extendido, y al mismo tiempo, el más invisibilizado: el comercio sexual.
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Muchas de las inmigrantes que llegan ven en este rubro un potencial ámbito para lograr sustento familiar. El protagonismo que ellas tienen en el espacio público de esta manzana, hizo que tuvieran un rol central en esta investigación", sostiene Abasolo. La Fundación Margen, por la defensa de los derechos humanos de las trabajadoras sexuales, fueron sus primeras y principales aliadas durante el período de estudio.
Diagrama organización trabajadoras sexuales en la manzana. Crédito: AriztíaLAB.
"Al no estar reconocido, el trabajo sexual se enmarca en condiciones precarias, normalmente se accede a lugares inhóspitos, donde no hay luz, ni agua caliente, ni calefacción en invierno, donde algunas compañeras no tienen ni derecho a la silla", explica en el ejemplar Herminda González, Líder de Trabajadoras Sexuales. "Es evidente que las compañeras migrantes están en total abandono (...) pasan por situaciones complejas, por ejemplo si no están con su documentación al día, no son recibidas en los centros de salud sexual; otra situación es que les es difícil arrendar porque no tienen cómo justificar sus ingresos. Si su trabajo fuera reconocido, todas las mujeres podrían estar en mejores condiciones", agrega.
Otra de las observaciones llamativas de las recogidas en "Santiago Babylon" tiene que ver con las
cámaras de vigilancia que allí operan desde la administración de Carolina Tohá. "Los más interesante es que las trabajadoras sexuales pueden ingresar a las imágenes de las cámaras a través de iInternet, lo que les facilita saber, por ejemplo, cuál es la mejor hora para salir a trabajar", señala Abasolo.
Fila de espera, calle Santo Domingo. Crédito: AriztiaLAB.
"Santiago Babylon" fue un proyecto nacido de la XX Bienal de Arquitectura y Urbanismo, y está en conversaciones con editoriales para llegar a las librerías. Por el momento, la investigación resulta un aporte para conocer cómo viven en la ciudad estos nuevos habitantes.
En este plano, resulta esclarecedor la reflexión que en el ejemplar plantea el antropólogo Alejandro Osterling: "La migración en las ciudades chilenas hace emerger conflictos y negligencias previamente existentes. Los prejuicios y el racismo permiten culpar falazmente a inmigrantes por colapsos institucionales que poco tienen que ver con ellos (...) En la calle, las filas de extranjeros en las puertas de las oficinas del Departamento de Extranjería generan una sensación de invasión. Migrantes parecen desbordar la angostura de Chile. El extranjero, entonces, se convierte en víctima de sus obligaciones. Me ven mal por hacer fila, me ven mal por regularizar el estatus migratorio que se me exige".