"Iván el Terrible y su hijo" es una de las obras más célebres del pintor ruso Iliá Repin.
EFE
MOSCU.- El zar de Rusia Iván IV (1547-1584), conocido como
Iván el Terrible, es sin dudas un personaje histórico a la vez oscuro y enigmático. Su legado es político es extenso y por eso se le reconoce como uno de los creadores del Estado ruso. Sin embargo, es al mismo tiempo, una figura iracunda. Se dice que durante su mandato se podían oír por las noches sus gritos, que resonaban por todo el Kremlin. Era a la vez, un líder autoritario y psicópata, quien hizo ejecutar a enemigos y amigos, e incluso, en uno de esos arranques, con sus manos le quitó la vida a su propio hijo, el zarévich Iván.
"Iván el Terrible y su hijo" (1885), es el cuadro en el que el pintor ruso
Iliá Repin inmortalizó este sangriento episodio histórico.
El lienzo muestra al zar horrorizado abrazando a su hijo agonizante, a quien acaba de golpear y herir mortalmente.
La obra, que por su intensidad emocional es famosa en todo el mundo, recientemente fue dañada por un visitante de la galería Tretiakov en Moscú. El mismo museo informó que un hombre golpeó el cuadro con un poste de metal, que estaba colocado delante de la pintura como barrera de seguridad. El protector de la pintura se rompió y el lienzo se rasgó en tres partes.
Izq.: Funcionarios evalúan los daños en la obra, que está cubierta en las zonas afectadas. Der.: Hombre pasa delante del muro donde reposaba la pintura. Crédito: EFE.
"Gracias a una feliz coincidencia, la parte más valiosa -las caras y las manos del zar y de su hijo- no resultó dañada", indicaron desde la dirección del museo.
El hombre que dañó el cuadro confesó que había bebido vodka y fue detenido por la Polícía. Ahora enfrenta una pena de hasta tres años de cárcel.
"Iván el Terrible y su hijo" es una de las obras renacentistas más importantes del realismo ruso y fue comprada por el mecenas Pavel Tretiakov en 1885. Tras su muerte, se expone en el museo creado para su legado, que alberga una de las mayores colecciones de arte ruso. El cuadro ya había sido dañado gravemente en 1913, cuando un hombre le abrió tres cortes con un cuchillo.
