SANTIAGO.- El pianista
Simon Ghraichy (Francia, 1985) se ha consagrado como una joven promesa de la música clásica, a nivel internacional. Sin embargo hace tan solo ocho años su carrera musical era, en sus propias palabras, "inexistente". ¿Cómo hizo para alcanzar el éxito? Según cuenta, "fue una sucesión de pequeños eventos".
Todo comenzó un verano en París, temporada en la que los principales músicos de la capital francesa viajan para realizar giras en el exterior. Ghraichy en cambio, se quedó allí, donde reside, y se las arregló para dar un pequeño concierto dentro de una iglesia local. Asistieron tan solo 50 personas, entre ellas
el crítico Robert Hughes del Wall Street Journal, quien se encontraba de vacaciones en la zona. Horas después del concierto, el medio estadounidense publicó una reseña en que catalogaban a Ghraichy como "un pianista de gran fineza y poder", lo que lo catapultó a la fama y cambió para siempre el curso de su carrera. "
Ese día aprendí que no existen oportunidades más grandes que otras. Que todas las oportunidades son únicas", comenta el pianista a
Emol.
Luego de haber pasado por escenarios tan prestigiosos, como el Carnegie Hall en Nueva York, y de haber firmado con el sello Deutsche Grammophon -uno de los más importantes de música clásica-, Simon Ghraichy se presentará por primera vez en Chile. El pianista dará un único concierto el próximo 30 de agosto, en CorpArtes.
Francés, hijo de madre mexicana y de padre libanés, Ghraichy asegura que sus raíces multiculturales lo llevaron desde temprana edad a "sentir curiosidad por compositores y sonoridades que no se conocían en Europa".
Crédito: Romain Lafabregue.
En Chile, Ghraichy escogió un repertorio en que abordará el Concierto para Piano y Orquesta en La Menor, de Edvard Grieg y Rapsodia en Azul, de George Gershwin, entre otras piezas musicales.
"Cuando escojo mi propio repertorio procuro mezclar lo popular y lo clásico", explica Ghraichy. "Grieg escribió esta obra a los 17 años, cuando todavía era muy cercano a la cultura popular noruega y en toda la pieza se puede escuchar esta influencia, es desde el principio como una danza popular pero muy bien armonizada para música clásica. Con 'Rapsodia en Azul' pasa lo mismo, es una de las primeras obras de jazz escritas para música clásica, y hay mucho lugar para la improvisación, la expresividad y la libertad en su interpretación. Eso es lo que siempre busco".
La libertad a la que aspira también se refleja en su vestuario, donde no teme romper las convenciones clásicas para subir al escenario sin corbata o vistiendo trajes coloridos. "Soy un hombre joven, tengo 32 años y me gusta vestirme bien, de manera moderna. Creo que todos los músicos debieran ser así... que toquemos obras de 300 años de antigüedad no significa que tengamos que tener el estilo de esos compositores", sentencia.
Sobre la presencia de composiciones latinoamericanas en el repertorio sinfónico internacional, Ghraichy asegura que cada vez hay más interés por darle cabida, "en todo el mundo se están dando cuenta de que son del mismo nivel y genio que los que teníamos en Europa". Según el pianista, compositores como el mexicano Arturo Márquez, y figuras como Gustavo Dudamel y Alondra Parra, ya son considerados estrellas de la música clásica en el panorama internacional.
Sobre el escenario de CorpArtes, Ghraichy compartirá con los músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, bajo la dirección de José Luis Domínguez. Las entradas para el recital tienen precios de entre $28.800 y $69.000.
