El recinto se prendió en fuego durante la noche del 2 de septiembre.
Reuters
RÍO DE JANEIRO.- Una semana después del incendio que redujo a cenizas el Museo Nacional de Río de Janeiro, las autoridades tratan de rescatar algunas de las 20 millones de piezas que conformaban su acervo. Las actividades requerirán un trabajo arqueológico "minucioso, lento y con mucha atención", afirmó Wagner Martins, museólogo de 50 años y director administrativo de la institución.
"La búsqueda ha sido hasta ahora de exploración", señala. "Para detección de riesgos; si había material visible, de fácil acceso, lo recuperábamos, junto a los bomberos y la Policía Federal. Otras piezas no son visibles ni de fácil acceso, en áreas de riesgo, y para llegar hasta ellas hay que reforzar la seguridad mínima de acceso", explicó.
"Los equipos están recibiendo formación y entrenamiento, pero todavía no hay autorización para entrar a hacer el trabajo arqueológico de recuperación de piezas", detalló.
La mayor dificultad a la hora de buscar piezas que hayan resistido a las llamas, según explicó el experto, es que en la estructura hubo un derrumbe de tres pisos: uno encima del otro. "El trabajo de arqueología debe empezar entonces por las recuperaciones en el tercer piso, luego en el segundo y finalmente en el primer piso", sostuvo.
Una de las piezas que más expectación causa rescatar es el cráneo de "Luzia", el fósil humano más antiguo hallado en América, que estaba en exposición en el primer piso. "Si removemos escombros para llegar a ella, perdemos la posibilidad de rescatar otras piezas", explicó. "Es un trabajo técnico, metodológico, sistemático, que será dirigido por arqueólogos", aseguró.
En cuanto al origen del siniestro, Martins señaló: "
La Policía Federal ya identificó el sector del inicio del incendio. Pero todavía no se han identificado exactamente la causa ni el lugar preciso".
Sin embargo, para el museológo la causa de fondo está clara: la falta de recursos. "Cualquier museo público teme una catástrofe como esta. Es inevitable. El museo carecía de recursos para mantenimiento y trabajábamos por obtenerlos. Pero evidentemente en un edificio antiguo, con necesidades de reformas estructurales. Existía un visible deterioro en las paredes, el piso, con ataques de termitas. (...) El Museo Nacional tenía un plan de acción, los tres locales que se construyeron en el jardín formaban parte de ese plan. No se perdieron más colecciones gracias a esa transferencia de piezas a los nuevos locales. Si no, se habría perdido todo", señaló.
Al ser consultado acerca de qué parte del presupuesto del museo se destinaba a mantenimiento, Martins fue tajante. "El presupuesto para mantenimiento era muy insuficiente. El museo disponía de unos 500.000 reales anuales ($86 millones), algo irrisorio (...). Ese era el gran problema de la institución: buscar recursos. Los fondos son absolutamente insuficientes para acciones de emergencia y reformas. Alcanzaba para comprar lámparas y papel higiénico. ", manifestó.
Como respuesta a la emergencia, el Gobierno de Brasil anunció que liberará 10 millones de reales ($1.675.200.000).