MÉXICO.- Eneida Guadalupe Rendón Nieblas ha permanecido en penumbras toda su vida, y la mitad de ella tampoco pudo escuchar. Ambas discapacidades parecían condenarla a abandonar su más grande pasión: la música.
"Nací con catarata congénita y eso me causó ceguera total de nacimiento. Desde chiquita me gustó la música, pero tuve problemas de audición desde los nueve años; aun así a los 11 empecé a estudiar piano", dijo la artista.
Escuchar cómo tocaba su maestro la llevó a descubrir que era el piano el instrumento que más le gustaba.
Sin embargo, recuerda, a los 14 años perdió por completo la audición. "No escuchaba, solo golpes, no distinguía si eran voces o algún otro sonido", señaló. Por esta razón, su maestro le aseguró que ya no podía seguir tocando el piano, porque "se necesitaba buen oído para ser pianista".
Eneida tiene hipoacusia, la que, de acuerdo con el audiólogo Orlando Manrique, director clínico de la empresa MED-EL, "es una
pérdida parcial de la audición, la que puede presentarse de distintos tipos (conductiva, mixta y sensorial) y grados (leve y profunda)".
Esta condición, asegura, puede presentarse en cualquier etapa de la vida, ya sea en niños o adultos, y en la mayoría de los casos su causa es congénita.
También se ha relacionado con ciertas enfermedades infecciosas, el uso de medicamentos específicos, la exposición al ruido excesivo y el envejecimiento.
Sin embargo, esta discapacidad no detuvo a Eneida. Sin ver ni oír, Eneida comenzó a buscar métodos de comunicación alternativos y nuevas maneras para seguir haciendo lo que más le gustaba.
"Descubrí que podía sentir las vibraciones del instrumento y fue así que seguí tocando. Más adelante conocí a otra maestra y le pregunté si me podía dar clases de piano; me dijo que sí", explicó.
Inspirada en las vibraciones que sentía con cada una de las notas que tocaba, siguió practicando, enseñó a su maestra el lenguaje braille y le ayudó a hacer las partituras en ese mismo tipo de comunicación.
"Devolver lo que me han dado"
Pero Eneida quería volver a escuchar y después de 11 años aislada auditivamente y luego de buscar varias alternativas, encontró que podía ser candidata a contar con un implante coclear.
"El implante coclear es el primero y único dispositivo, hasta el momento, creado por el hombre, que restablece la función de un órgano sensorial", asegura el doctor Manrique.
Con ello, Eneida recuperó la audición, su vida social se reactivó y empezó a estudiar la licenciatura en gestión cultural en Guadalajara, Jalisco, donde reside actualmente, además de escribir poesía en sus ratos libres, dar talleres de sensibilización y clases de piano.
La pianista reconoce que no escuchar en una sociedad que exige constante comunicación es complicado y todo un reto, "porque mucha gente no sabe comunicarse con quien no escucha".
Hace unos días, Eneida logró actuar junto con la Orquesta Filarmónica del Desierto Coahuila de Zaragoza, en una gala organizada por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) del municipio de Saltillo, con apoyo de MED-EL, con la finalidad de apoyar a personas con discapacidad.
"Para mí es devolver un poco de lo que me han dado, para dar esperanza. Hace cinco años que no tocaba en público; es la primera vez que toco con una orquesta, fue muy bonito", asegura.
Actualmente, la artista realiza cápsulas de video para inspirar a otras personas en condición de discapacidad y se encuentra trabajando en su proyecto de titulación de la licenciatura en gestión cultural por la Universidad de Guadalajara.
Pero su mayor sueño, confiesa, es seguir tocando el piano y hacerlo algún día en el festival Beats of Cochlea, un evento en que participan artistas que pueden oír gracias a los implantes auditivos.
"Me gustaría volver a tocar con orquesta y estar algún día en ese festival", concluye.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), unos 466 millones de personas padecen pérdida de audición discapacitante en el mundo.
El mismo organismo estima que, para 2050, una de cada 10 personas tendrán algún problema auditivo.
