SANTIAGO.- "
Fue una feria poco participativa, poco amada. No ha logrado insertarse en el corazón de la gente". Así de categórico fue el escritor y poeta chileno Raúl Zurita, al referirse a la baja asistencia que tuvo la
Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA), que finalizó ayer el la Estación Mapocho.
El premio Nacional de Literatura, quien asistió al encuentro el jueves y viernes pasado, señaló a
Emol que FILSA presentó una serie de problemas, entre ellos el reducido espacio en el que se desarrolló, el alto costo de los libros y el precio de la entrada, que varió entre los $2 mil y $3 mil, a excepción de dos días que fueron gratuitos.
Los inconvenientes se iniciaron en agosto pasado, cuando la Corporación del Libro anunció que no participaría de la feria organizada por la
Cámara Chilena del Libro. Este hecho dejó en evidencia la crisis al interior del gremio del libro y al parecer fue una de las razones que marcó la merma de visitantes que caracterizó a la 38ª versión del evento literario.
"Esta baja que ha venido en el tiempo se redobló por la actitud de las multinacionales de organizar actividades en paralelo y desarrollar toda una campaña de desprestigio a FILSA
Paulo Slachevsky
Así por lo menos lo cree Eduardo Castillo, presidente de la Cámara. Según comentó ayer a El Mercurio, la falta de público se explicó por las
discusiones previas a la apertura de FILSA, descartando que se haya debido al
Festival de Autores Santiago (FAS) que la
Corporación del Libro y la Lectura realizó en paralelo en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM).
"Estamos con los pies en el barro. Ya vendrá el momento de las evaluaciones", dijo.
En otra posición, Paulo Slachevsky de Lom Ediciones, quien participó de FILSA, culpó a FAS de lo ocurrido. "Esta baja que ha venido en el tiempo se redobló por la actitud de las multinacionales de organizar actividades en paralelo y desarrollar toda una
campaña de desprestigio a FILSA, lo que considero muy lamentable porque afecta a todo el ecosistema del libro y a la cercanía de esa gente que iba a FILSA como la única actividad del libro del año. La relación con ese público hay que fortalecerla y por ningún motivo romperla".
"Hay que preguntarse por qué esa feria no ha sido capaz de captar la adhesión de la gente en vez de echarle la culpa al empedrado. Está demostrado que la disminución tiene que ver con un tema de la forma de encarar la propuesta, es evidente"
Arturo Infante
Por su parte
Arturo Infante, quien lidera la Corporación del Libro y fue organizador de la primera versión de FAS, llamó a Castillo a hacer una autocrítica. "Ni siquiera tuve tiempo para ir a FILSA. Sé que estuvo muy baja la asistencia, he visto las fotos y las quejas en la prensa. No hay que victimizarse pensando que se hizo un boicot. Hay que preguntarse por qué esa feria no ha sido capaz de captar la adhesión de la gente en vez de echarle la culpa al empedrado. Está demostrado que la disminución tiene que ver con un tema de la forma de encarar la propuesta, es evidente.
La gente no va porque tiene que pagar entrada, porque es una actividad que no se ha modernizado y porque no ha dado cuenta de lo que es la industria del libro en Chile".
Junto a lo anterior, se refirió a la decisión de marginarse de FILSA. "No vamos a volver a FILSA si sigue con las condiciones actuales de organización, si mantiene el mismo esquema.
Volveríamos en caso de que se hagan los cambios que fueron comprometidos hace tres años que se refería a una organización conjunta y si se deja de lado el objetivo del lucro".
FAS superó las expectativas
Infante celebró el Festival de Autores Santiago (FAS), instancia que también culminó ayer y que se destacó por los talleres, firmas de libros, cuentacuentos y charlas que hicieron diferentes escritores."Lo relevante es que este formato convirtió en protagonistas de todas las jornadas a los autores, con su voces, obras, pensamientos, con sus opiniones y sus capacidades para enseñar. Todo eso más la asistencia nos ayudó a sacar conclusiones positivas y la fórmula le gustó tanto a los autores como a los lectores. Queda claro que el lector tiene una adhesión muy importante con el autor y a partir de ahí se pueden generar muchos hábitos de lectura", finalizó Infante.