SANTIAGO.- "Bienvenido a Jerusalén" es el nombre de la exhibición del Museo Judío de Berlín, que presenta a la ciudad asiática como una encrucijada de las tres religiones monoteístas del mundo, y que recibió una queja de autoridades israelíes.
La carta, titulada como "Financiación alemana de organizaciones que intervienen en los asuntos internos israelíes o que promueven actividad anti-Israel", apareció este mes y fue publicada por primera vez por el diario Die Tageszeitung. El texto no está firmado y no posee un destinatario específico.
Sin embargo, funcionarios israelíes manifestaron estar de acuerdo con el mensaje de la misiva, que plantea que el gobierno alemán debería detener cualquier apoyo monetario a aquellas organizaciones o instituciones que el gobierno israelí considera que están socavando al Estado judío y que toman el bando de los palestinos.
En el escrito se resaltaron diferentes organizaciones que supuestamente apoyan el movimiento mundial para boicotear, desinvertir e imponer sanciones a Israel, más conocidas como "BDS", y que también apoyarían otras actividades "anti Israel".
Crédito: Captura de The New York Times.
La institución más destacada por la carta es el Museo Judío, que "a menudo alberga eventos y discusiones con destacados promotores BDS", y cuya exposición actual "refleja principalmente la narrativa musulmana-palestina".
Asimismo, incluye al Festival de Cine de Berlín y la junta federal de Alemania para financiamiento de películas, entre otros.
La exposición abarca el rol de Jerusalén como centro de tensión religiosa y política entre cristianos, judíos y musulmanes a través del tiempo, por medio de documentos, videos, objetos, obras de arte, etc.
Una sala bajo el nombre de "La Ciudad Santa" presenta un modelo grande y detallado de la Jerusalén del siglo XIX, creado por el arquitecto de origen alemán Conrad Schick, con la Mezquita de Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca en su centro. Flanqueando a cada lado hay modelos de la Iglesia del Santo Sepulcro y el Muro Occidental.
Aunque los sitios sagrados de las tres religiones están representados, la obra maestra de Schick empequeñece a los otros dos modelos, y esto fue interpretado por algunos bloggers y críticos judíos como que daba una impresión del dominio musulmán.
Modelo de Jerusalén en el siglo XIX. La Mezquita Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca se alzan en el centro. Crédito: Captura The New York Times.
La controversia respecto al Museo Judío se genera en medio de una campaña del gobierno conservador del Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, para combatir las fuerzas que califica como hostiles y aquellas acusaciones de difamación, deslegitimación o daño a Israel.
Medios alemanes sostienen que el documento fue entregado por el Primer Ministro israelí a Angela Merkel, cuando ambos se reunieron en octubre de este año.
En una conferencia de prensa este mes se le preguntó a Netanyahu respecto del foco del texto puesto en el museo, y este respondió que recordaba haber hablado con Merkel sobre "el hecho de que
Alemania y la Unión Europea fundan organizaciones que abiertamente piden boicotear a Israel". También apoyaron a "organizaciones terroristas palestinas, que se disfrazan de organizaciones de derechos humanos", agregó.
Crédito: Captura The New York Times.
La ministra de Cultura de Alemania, Monika Grütters, cuyo departamento proporciona alrededor de 16 millones de dólares del presupuesto al Museo Judío, reconoció las preocupaciones del gobierno israelí con respecto a dicha institución y su exhibición sobre Jerusalén. Pero ella "no comparte estas preocupaciones", dijo una vocera.
Grütters rechazó cualquier sugerencia de que el Museo Judío haya ofrecido una plataforma para "enemigos de Israel, o grupos fundamentalistas y antidemocráticos", agregó la vocera.
Israel sostiene que, con el espectáculo en Berlín, y las visitas, conferencias y eventos que lo acompañan, el museo ha sobrepasado "los límites de la definición de sus actividades", aseveró Emmanuel Nahshon, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel. "El propósito y la razón de la existencia del Museo Judío es preservar y mostrar la vida judía en Alemania a lo largo de los siglos, y no tratar con el conflicto israelí-palestino, y ciertamente no tomar partido", señaló.
Peter Schäfer, el director del museo, llegó a la conclusión de que con un tema tan debatido, el espectáculo no podría complacer a todos. "Nuestra exposición no pretende ofrecer soluciones. En su lugar, esperamos que genere una comprensión de la situación especial de Jerusalén y ayude a los visitantes a formarse sus propias opiniones", afirmó Schäfer cuando se abrió la exhibición.
Crédito: Captura The New York Times.
En una entrevista la semana pasada, rechazó la acusación de que el museo estaba ofreciendo una plataforma a cualquier persona alineada con el movimiento pro-palestino de sanciones. "No ofrecemos un foro para activistas de ninguna orientación política, que va en particular para los partidarios o activistas de la campaña BDS", respondió Schäfer.
Por otro lado, en Israel también ha habido opiniones encontradas. Tamar Zandberg, líder del partido de izquierda Meretz, que forma parte de la oposición, denunció lo que llamó la "obsesión" de Netanyahu por perseguir y censurar a los opositores ideológicos hasta el Museo Judío de Berlín.
"Israel fue fundada, entre otras cosas, para proteger a los judíos contra la persecución", aseguró. "Ahora el gobierno israelí está saliendo contra un lugar y una exhibición más identificada con la historia de esa persecución", añadió.
Zandberg agregó que "el gobierno israelí -no los partidarios de BDS ni las organizaciones neonazis- es el que llama a boicotear una importante institución judía".