SANTIAGO.- El pequeño
Georgie Banks (
Joel Dawson) eleva una cometa en un parque de Londres cuando se encuentra con una gran sorpresa. Con ayuda de Jack (
Lin-Manuel Miranda), un amistoso trabajador que enciende los faroles de la ciudad, logra tirar el hilo tan fuerte como para hacer aterrizar en tierra a Mary Poppins (
Emily Blunt).
Así comienza la película musical de
Rob Marshall, escrita por
David Magee, y que tenía como desafío continuar la conmovedora historia de la niñera de Disney que traspasa a los niños un mundo imaginario repleto de colores y aventuras.

Foto: Walt Disney Pictures
Los niños del filme estrenado en 1964, Jane y Michael Banks, son ahora adultos enredados en algunos problemas económicos en medio una época de receso. Michael (
Ben Whishaw) está atormentado por las responsabilidades de padre-trabajador a un año de que su esposa falleciera. Su hermana (
Emily Mortimer), en tanto, es una activista social que busca mejorar la vida de las personas que trabajan.
La única ayuda que recibe Michael para cuidar a sus tres hijos, es de Ellen (
Julie Walters), su ama de llaves que apenas puede mantener el control del hogar.

Foto: Walt Disney Pictures
Por problemas de organización y presiones del bando, la familia Banks está pronta a perder su casa, pero la llegada de Mary Poppins entrega nuevos aires y fuerzas para hacer todo lo que sea posible para mantener su hogar de 17 Cherry Tree Lane.
Emily Blunt es una pieza esencial en el relato, y no hay duda de que era la persona indicada para suceder a Julie Andrews en el papel. Pero su actuación no es el problema, sino que más bien la historia en sí, a la que le hace falta momentos de emotividad y encanto que caracterizaron a la primera entrega. Aun así, se debe rescatar la coreografía y música del filme, que encanta tanto como lo hizo la cinta de hace décadas, sin que fuera necesario duplicarlos.