SANTIAGO.- El 5 de enero de 2019 Juan Estay vendió un piano de media cola Kingsburg, nuevo, importado desde Alemania, a la productora Cinco y Medios de Cristián Inostroza, que en ese entonces estaba encargada de los eventos del Teatro Municipal de Ñuñoa.
El negocio se cerró en $25 millones más IVA, y con cinco cheques se cubrió la suma. Pero tras la transacción comenzaron los problemas.
La idea inicial era inaugurar el instrumento en una presentación que realizaría el maestro Roberto Bravo, músico chileno de gran prestigio internacional y que tenía agendados tres conciertos con la productora. Sin embargo, estos conciertos finalmente no se realizaron, según revela Verónica Farfán, directora gerente de la Corporación Cultural de Ñuñoa.
Pero, de acuerdo a Juan Estay, músico y dueño de
Casa Chopin Pianos, la empresa que vendió el instrumento musical, los cheques con los que Inostroza había pagado el piano "estaban sin fondos".
Como no recibió el importe del dinero, Estay decidió pasar un día al teatro. "Y me encontré con que el piano ya no estaba ahí, en el escenario. Entonces, me dirigí inmediatamente a Carabineros. Dejé la constancia, hice la denuncia, llamé a don Roberto Bravo, le conté todo lo que estaba sucediendo, y ahora ya estamos con la querella y la demanda con nuestros abogados", relata.
El paradero del piano
El Teatro Municipal de Ñuñoa es administrado por la Corporación Cultural de Ñuñoa, que arrienda el recinto. Este acuerdo funcionó bien por 20 años, pero luego del aumento en el valor del arriendo la Corporación no pudo hacerse cargo de todos los gastos y decidió subcontratar a una productora para que se encargara de los eventos en el teatro.
La productora elegida fue Cinco y Medios, que asumió la responsabilidad en enero de este año. "Nos dejaban dos días (a la semana) para nosotros y ellos hacían la gestión del teatro y pagaban el arriendo", cuenta la representante de la Corporación.
Desde entonces, la empresa de Cristián Inostroza se hizo cargo de producir eventos y de la compra del piano. En ese punto, Farfán recalca que la transacción se hizo a nombre de esa empresa y no estaba al tanto de la operación. "
Fue un acuerdo entre el dueño del piano y la productora, y nosotros no tenemos absolutamente nada que ver", añade.
Finalmente, Cinco y Medios decidió comenzar a operar en marzo. Según Farfán, tuvo algunos problemas para funcionar en los dos primeros meses del año, por distintas razones. De hecho, la empresa anuló las presentaciones agendadas para ese período.
Esta decisión produjo molestia en el ambiente cultural. Según revela Estay, Roberto Bravo habría rechazado un concierto en Alemania y otro en Ecuador por comprometerse con el Teatro de Ñuñoa. En ese contexto, tanto Cinco y Medios como la Corporación Cultural de Ñuñoa decidieron poner fin al contrato que los unía.
"Como no siguieron con nosotros, dieron orden de no pago al cheque. Eso fue", asegura Farfán, agregando que "como manejaban llaves, se llevaron su piano, que ellos compraron".
Según la directora gerente, el viernes 22 de febrero el instrumento estaba en el teatro, y el 23 ya no. El momento exacto en que se lo llevaron no lo saben y afirman que en el lugar no hay cámaras.
Conclusión
Finalmente, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio se comprometió a pagar una parte del gasto del Teatro Municipal de Ñuñoa para que este continúe sus funciones.
Según Farfán, Cinco y Medios ofreció devolver el piano, pero los abogados de Estay rechazaron la devolución y piden que se pague el precio acordado, por lo que continúa el conflicto entre ambas partes.
En ese sentido, Estay explica que lo que más le preocupa es que su empresa es la representante de pianos Kingsburg en Chile, y cree que tendrá problemas "si no hay un negocio como los que ocurren en Europa, que son transparentes, sin problemas de este tipo".
Emol intentó contactar a Cristián Inostroza, pero este no respondió las llamadas antes de la publicación de esta nota.