SANTIAGO.- El reloj marcaba las 21:17 horas en un expectante
Estadio Nacional, inmerso en la oscuridad que esperaba la salida de una de las leyendas vivientes de la música:
Paul McCartney.
Su ingreso al escenario fue vitoreado por las 51 mil personas que llegaron al recinto ñuñoíno para disfrutar de toda la versatilidad del ex bajista de The Beatles, mientras una "explosión musical" marcaba el inicio del show. "Sir Paul" junto a su banda interpretaba "A Hard day’s Night", uno de los temas clásicos de la banda oriunda de Liverpool. La pieza dio paso a "Junior Farm" de Wing, agrupación que McCartney formó junto a Linda Eastman, su esposa fallecida en 1998.
Su quinta presentación en el país -la primera fue en 1993, luego en 2011 y otras dos en 2014- llegó tras cinco años desde su último show en el Movistar Arena. Una espera que terminó con los fanáticos entonando "Can't buy me love" y "Letting Go". Además de "Who Cares", parte de su último disco Egypt Station lanzado en 2018.
Paul McCartney, que a sus 76 años se mostró enérgico sobre el escenario, bailando en varias oportunidades, estuvo acompañado en todo momento por sus músicos que se contagiaban del entusiasmo del artista británico.
En un momento del espectáculo, "Sir Paul" dejó el bajo de lado para tocar las primeras notas en guitarra de "Let Me Roll it", perteneciente al álbum Band on the Run (1974) de Wings.
Cuando el cronómetro se acercaba a la hora y media de show, llegó uno de los puntos más emotivos del concierto al sonar el particular ritmo de armónica de "Love me Do". El público, totalmente conmovido por la calidad que mostraba el británico, acompañó a McCartney que además de manera solitaria interpretó "Blackbird".
Uno de los episodios más álgidos de la jornada se vivió luego de que Paul McCartney nombrara al Presidente Sebastián Piñera, que se encontraba en el concierto. "Hoy hay un invitado muy especial, el Presidente", dijo el músico británico, mientras en ese momento miles de pifias, que duraron cerca de 30 segundos, cayeron por parte de los asistentes del Estadio Nacional hacia el Mandatario.
Durante todo el concierto, McCartney se vio cercano con su público, saludándolo o adelantándole cuál sería su próximo tema. Y así fue como con un ukelele en mano, dedicó "Something" a "Georgi" (George Harrison) mientras por las pantallas se divisaban fotos de ambos en su época como Beatles. "Gracias George por este hermoso tema", dijo "Macca" una vez finalizado uno de los himnos más conocidos de la banda inglesa.
Una de las canciones más esperada de la noche, "Hey Jude", fue coreada por todos los fanáticos del británico, quienes al momento de la pausa, gritaron el regreso del bajista al escenario.
Sin embargo la canción que se robó todos los aplausos fue "Live and Let Die" gracias a un impresionante juego de fuegos artificiales que iluminaron el Estadio Nacional.
Finalmente Paul McCartney volvió a la tarima para cantar seis temas, entre ellos "Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band" y "Helter Skelter", para cerrar con "The End", mientras el estadio caía en una ovación para el británico.
"Macca" nuevamente supo confirmar la gran relación con su fanaticada chilena, que en un gran porcentaje de gente joven, llegó para disfrutar las cerca de tres horas de un show de alto nivel.