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Destacado coreógrafo francés llevará a bailarines chilenos a Europa: "La idea es darles claves para que puedan crecer"

Mourad Merzouki es el director del Centro Coreográfico Nacional de Créteil y, en un proyecto en conjunto con la Fundación Mustakis y el Teatro del Lago, seleccionó a ocho adolescentes de la región de Los Lagos para que viajen con él a Francia a perfeccionarse.

16 de Junio de 2019 | 08:28 | Por Magdalena Álamos, Emol
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Los ocho jóvenes seleccionados junto a Josefina Hevia (arriba a la extrema izquierda), jefa de programa Circo Frutillar y Carmen Gloria Larenas, directora artística de Teatro del Lago (arriba extrema derecha). En la fila de abajo está Sabri Colin, asistente coreográfico de Mourad Merzouki (al centro con gorro).

Cortesía Teatro del Lago
SANTIAGO.- Mourad Merzouki, destacado coreógrafo francés y director del Centro Coreográfico Nacional de Créteil (Francia), vino recientemente a Chile a seleccionar a jóvenes de la Región de Los Lagos para que viajen a su país a aprender y perfeccionarse como artistas.

Esta no es la primera vez que el coreógrafo visita el territorio, ya que el año pasado se presentó en el Teatro del Lago con "Pixel", una puesta en escena que fue premiada por el Círculo de Críticos de Arte como la mejor obra internacional del año.

El miércoles pasado, en un evento en la Fundación Mustakis en honor al artista, un video proyectó imágenes de lo que fueron las audiciones en el teatro de Frutillar, en las que participaron alrededor de 40 jóvenes, quienes forman parte de diversas escuelas de danza y circo del sur del país.

"Fue una alegría enorme porque fue un sueño que siempre quise cumplir llegar a bailar en otro país", dice sonriente en el video Ivana Rojas, una de los ocho seleccionados.

Asimismo, Camila Aubel señala:" Estoy demasiado feliz, demasiado agradecida y voy a darlo todo de aquí a noviembre para poder perfeccionarme, nivelarme y aprovechar este viaje".

Audiciones. Crédito: Cortesía Teatro del Lago

Merzouki explica a Emol que Rojas, Aubel, y otros seis adolescentes, podrán tomar talleres y clases magistrales en Francia durante una semana, en la que además se estará realizando un festival de danza.

"La idea es poder permitirles a jóvenes bailarines descubrir la cultura coreográfica francesa, el trabajo mío, y permitirles a ellos darse un objetivo en el mediano plazo e involucrarse en este", dice el coreógrafo.

Una experiencia internacional

El francés indica que los chilenos coincidirán con bailarines de Egipto y Marruecos que también participarán de las actividades, por lo que podrán conocer a personas de diferentes partes del mundo y bailar juntos.

"Los jóvenes son los artistas y el público de mañana. La idea es darle unas claves o mirada nueva para que puedan mejorar y crecer"

MOURAD MERZOUKI
"Estaremos en medio de un festival, así que van a poder ver espectáculos también. Podrán conocer e intercambiar con los artistas y coreógrafos profesionales invitados al festival, ir a los espectáculos y ensayos, ir a ver los estudios", agrega.

En un comienzo eran seis los jóvenes que viajarían a Europa. No obstante, serán ocho finalmente los que tendrán esta oportunidad.

"Los ocho seleccionados son los que nos pareció que eran más multifacéticos y con más personalidad. También tuvimos cuidado en que fuera una selección mixta, que hubiera jóvenes que participaran del circo y otros más bailarines", explica.

Audiciones. Crédito: Cortesía Teatro del Lago

Según el coreógrafo, el objetivo de este proyecto es que no solo los jóvenes seleccionados se enriquezcan, sino que también el resto del grupo en Chile, mediante un efecto de "irradiación, de ir involucrándose más en esta disciplina que es la danza".

El proyecto tiene una duración de tres años. Para 2020 se elegirán a otros ocho seleccionados que vivirán la misma experiencia. Y en 2021 el coreógrafo planea hace un espectáculo con los 16.

"Los jóvenes son los artistas y el público de mañana. La idea es darle unas claves o mirada nueva para que puedan mejorar y crecer", reflexiona Mourad.

El hip-hop como motor de desarrollo social

Merzouki, hijo de inmigrantes argelinos, encontró en el hip-hop una oportunidad para surgir desde un suburbio desfavorecido de Lyon y generar espectáculos únicos que se ha presentado en 60 países.

El destacado bailarín tomó el hip-hop de la calle, lo mezcló con diversas disciplinas artísticas y lo llevó a importantes teatros a nivel mundial.

Fue la "virtuosidad" de esta danza lo que le llamó la atención cuando era un adolescente, cuando no asistía al colegio, y era acróbata y boxeador en una escuela de circo.

Un día Merzouki fue con un grupo de amigos a bailar afuera de un teatro, y luego el director de ese teatro se acercó y les pidió que entraran y bailaran en el escenario.

Audiciones. Crédito: Cortesía Teatro del Lago

"Nosotros no conocíamos el teatro. Nos acercamos porque al entrar nos dimos cuenta de que teníamos otras herramientas como trabajar con luces, iluminación. También teníamos un público que estaba sentado al frente para mirarnos. En la calle es distinto, tú tienes un público disperso que va y viene, pasea. Entonces, era otra manera de relacionarse con el público", asegura.

"Hay muchos jóvenes que están viviendo en las periferias o en barrios más difíciles, de riesgo social, que logran llegar al hip-hop porque no tienes que ir a inscribirte a un conservatorio"

MOURAD MERZOUKI
Asimismo, el coreógrafo asevera que esta oportunidad fue también un desafío que los obligó a cambiar su forma de trabajar: ya no era solo improvisar, sino que debían estructurar un espectáculo que tenía una duración determinada, debían ponerle contexto, enmarcarlo.

Merzouki triunfó y desde entonces se ha dedicado a crear novedosos espectáculos. En 1996 fundó la compañía Käfig y creó puestas en escena que mezclan el hip-hop con la tecnología o con danzas acrobáticas verticales, con el canto lírico y la música barroca, entre otras.

- ¿Por qué ves el hip-hop como herramienta para los jóvenes?

Es una manera de expresión, permite estar con el otro, intercambiar con el público, compartirle lo que uno es, lo que tiene en la cabeza. Es una danza que te permite estar reconocido en lo que estás y en lo que eres, es una danza asequible. Podemos aprender a bailarla en todas partes.

Por eso hay muchos jóvenes que están viviendo en las periferias o en barrios más difíciles, de riesgo social, que logran llegar al hip-hop porque no hay algo muy rígido. No tienes que ir a inscribirte a un conservatorio.

- ¿Cómo ve la evolución del hip-hop desde la calle al teatro, no solo en Francia, sino que a nivel mundial? ¿Es esto una tendencia?

Cuando veo el hip-hop en el resto del mundo veo que hay muy buenos bailarines, pero no tienen como en Francia un acompañamiento por parte de las instituciones. Muchas veces estos bailarines, por muy buenos que sean, se quedan en la calle, en las competencias callejeras. No está la misma conexión que puede haber habido en Francia entre los teatros, las instituciones y las calles.

Eso me interesa en mis proyectos en otros países, imaginar este tipo de proyectos como el de ahora, porque esto ayuda a que los teatros y las instituciones se interesen en los jóvenes bailarines con el hip-hop como disciplina.
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