SANTIAGO.- El destacado violista chileno Roberto Díaz llegó a vivir a Estados Unidos a los 12 años, cuando su padre -también músico- comenzó a trabajar en la orquesta de Atlanta. El viaje lo emprendieron un 9 de septiembre de 1973, sin sospechar que dos días después ocurriría un Golpe de Estado en la nación que dejaban.
Díaz, nominado en varias ocasiones al Grammy, estudió y se perfeccionó como músico en Estados Unidos. Fue alumno del Curtis Institute of Music y ejerció como viola principal de la Orquesta de Minnesota, de la Sinfónica de Boston, de la Sinfónica Nacional de EE.UU. y de la Orquesta de Filadelfia.
Desde 2006 es el
Presidente y CEO del centro donde estudió, que junto a la Academia Juilliard son los dos
conservatorios de música más prestigiosos de Estados Unidos, y tienen la tasa de admisión más baja de ese país, menor a la de Yale y Harvard. En el caso de Curtis,
reciben entre 35 y 40 estudiantes nuevos al año.
Sus desafíos más grandes como director han sido recaudar fondos para mantener una institución que beca completamente a sus alumnos, y cautivar con música clásica a nuevas audiencias, la piedra en el zapato de numerosas instituciones a nivel mundial y que Díaz ha logrado dominar gracias a lo que muchos consideran el causante del problema: la tecnología.
"La tecnología avanza y cambia tan rápido que nosotros entendemos que como músicos tenemos que aprender a usarla para que nos ayude. No es solamente para hacer discos como se hacía hace mucho tiempo atrás, sino que para conectarse con el público y también para crear un público. Ambas cosas se hacen de una forma muy diferente", asegura a Emol el violista.
Una de sus estrategias fue instalar un centro de tecnología en un edificio de Curtis que les permite "grabar y exportar lo que se hace en el instituto".
Crédito: Curtis Institute of Music.
De esta forma crearon los "Mooc" (Masive open online courses- cursos masivos abiertos online), clases que personas de todas partes del mundo puede tomar. "Ya están en más de 135 países y son cientos de miles de personas las que las toman", dice.
Asimismo, a los dos años de haber asumido su cargo de Presidente del Curtis Institute, Díaz fundó el programa "Curtis on Tour" en el cual alumnos, ex alumnos y profesores del conservatorio recorren el mundo dando conciertos.
"Entonces, usamos tecnología para que llegue información a lugares en los que a lo mejor no podemos llegar con 'Curtis on Tour'. También la usamos para mantener contacto con gente que hemos conocido durante giras", añade.
Esos mismos contactos son los que después los apoyan económicamente. De hecho, una vez una persona de Europa les donó 55 millones de dólares para que el programa de conciertos se mantuviera en el tiempo.
Utilizar la misma tecnología como arma para adaptarse a ella
Díaz explica que la tecnología puede ser un arma de doble filo ya que si uno no se adapta a ella, queda atrás.
- ¿Y la tecnología los va guiando a ustedes?
- Absolutamente. Yo no sé aquí en Latinoamérica, pero en Estados Unidos ahora la posibilidad de que alguien compre un abono para escuchar a una orquesta cada semana ya no existe. La gente tiene muchas oportunidades para hacer otras cosas y hay mucha competencia para el tiempo de ocio. Uno tiene que comprender que la gente escoge y mira más. Ahí uno tiene la posibilidad como presentador de música de mostrarles algo que les interesa, pero darles a conocer también algo que no conocen. Ahí se empiezan a abrir nuevas oportunidades con ellos.
"Yo pienso que el ser humano es un ser curioso, siempre que uno se presenta con algo nuevo y lo hace de manera correcta, y es interesante, la gente quiere aprender. Entonces, la tecnología brinda estas oportunidades", asevera.
"La gente tiene muchas oportunidades para hacer otras cosas y hay mucha competencia para el tiempo de ocio."
ROBERTO DIAZ
El músico da como ejemplo un concierto de violonchelo que se hizo en una sala con 250 asientos y a la vez se transmitió en vivo. "Fue visto por 10 mil personas. Eso no pasaba. Esto demuestra que hay un tremendo interés en lo que hacemos, pero no es necesariamente para la gente que puede físicamente venir a la sala de conciertos", explica.
Gracias a la tecnología y a las redes sociales, en Curtis descubrieron qué era lo que la gente estaba buscando.
"Entonces, cuando nosotros hacemos programas, los hacemos específicamente pensando en cierto grupo y en cómo lo presentaremos para que les interese más", sostiene Díaz.
Al saber lo que querían las personas, el Instituto fue capaz de llegar a una nueva audiencia, ofreciendo espectáculos que calzaran con su estilo de vida. Esta nueva audiencia son sus "supporters", jóvenes profesionales de 30 años o menos que apoyan a la institución con dinero o con su tiempo.
"A ellos les gusta la experiencia bastante diferente. No van a ir a un concierto por dos horas porque tienen mucho que hacer, les gusta estar con gente de su edad, tener la oportunidad de hacer negocios durante este evento, les gusta la música moderna, hablar con el compositor, conversar con los músicos y hacer redes (intercambiar cartas de presentación, correos, etc.). Entonces, el evento de la música es un evento cultural que los atrae y esto ha sido increíblemente positivo. Es el grupo más grande de contribuidores a la escuela", explica.
Como a estos jóvenes les gusta la música contemporánea de compositores actuales, Díaz señala que adaptaron su programa y en los conciertos de antiguos compositores presentan siempre una pieza nueva.
"Después del concierto siempre mencionan la pieza nueva. Es la responsabilidad de nosotros traer esta música de hoy, no solo la el pasado. Cuando es buena no importa cuándo se escribió", agrega.
- ¿Cómo surgió el grupo de jóvenes?
- Al grupo de gente joven les llamamos el "in crescendo club", en término musical es algo que empieza a crecer en su intensidad. El club está creciendo a saber más qué hacemos nosotros y tienen mucho interés en lo que hacemos, pero quieren tener una experiencia diferente. Quieren estar con gente de su generación, hacer negocios y ver lo nuevo. Surgió como un experimento hace unos 6-7 años. Son profesionales dedicados a diferentes disciplinas. Vienen, les gusta tomarse un trago, escuchan el programa y después se van todos juntos a un restaurante. Tienen varias actividades, no es que solo vayan a ver el show. Ellos siempre quieren estar conectados con el artista de forma directa o por redes sociales.
Como conclusión, Díaz redondea su discurso y dice: "¿Cómo usamos la tecnología para llegar a audiencias nuevas? Más que nada es tecnología".
Roberto Díaz vino a Chile en el marco de "Curtis on tour" junto al pianista George Xiaoyuan Fu y la clarinetista Tania Villasuso, quienes se presentaron en el Teatro Municipal de Santiago el jueves 27 de junio.