La cantante británica Joscelyn Eve Stoker (32), cuyo nombre artístico es Joss Stone, denunció que fue detenida y deportada de Irán.
La intérprete y compositora de soul, R&B y blues que se encuentra realizando una gira mundial, aseguró que las autoridades iraníes no le creyeron que no iba a dar un recital en público en ese territorio. "Sabíamos que no podría haber un concierto público ya que soy una mujer y eso es ilegal en este país. Personalmente, no me apetece ir a una prisión iraní ni estoy tratando de cambiar la política de los países que visito ni quiero poner en peligro a otras personas", escribió la artista en sus redes sociales.
En Irán, el código islámico que rige ese país (conocido como "Sharia"), prohíbe que una mujer cante ante un público con hombres. No obstante, puede hacerlo si es que es una voz secundaria, acompañando a un cantante hombre que sea el protagonista, o si los asistentes son solo mujeres.
"Sin embargo, parece que las autoridades no creyeron que no actuaríamos en un espectáculo público, por lo que aparecimos de pronto en lo que ellos llaman la 'lista negra', como descubrimos cuando nos presentamos en la oficina de inmigración", añadió.
Stone explicó que tras una larga conversación con el personal de inmigración, personas que fueron calificadas como "acogedoras y encantadoras" por la artista, "se tomó la decisión de detenernos por la noche y deportarnos por la mañana".
"Ese momento rompió un pedacito de mi corazón", expresó y luego repitió que el personal de inmigración fue muy amable con ellos.
"Son personas realmente amables que se sentían mal por no poder manejar el sistema. No hablaban tan bien el inglés, por lo que el traductor Mohamed, que claramente tenía un alma encantadora, transmitió el mensaje de que esperaban que fuéramos a la embajada para resolverlo y regresar (...). Después de que Mo se había ido, los oficiales nos decían lo siento. Dijeron perdón durante todo este proceso y siguieron diciéndolo hasta que nos subimos al avión en el que nos estaban enviando", detalló.
Stone concluyó que en realidad eran ellos los que debieron haber pedido perdón por no haber tenido los papeles correctos para entrar.