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Manuel Baquedano: La historia del general cuyo nombre lleva la plaza que ha sido el centro de las protestas sociales

Dos concejales de Providencia presentaron una moción para llamar el espacio Plaza de la Dignidad. El general es considerado un héroe en la Guerra del Pacífico y tuvo un rol protagónico en el conflicto civil de 1891, donde su participación, eso sí, genera debate.

06 de Diciembre de 2019 | 10:35 | Por Magdalena Álamos, Emol.
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Manuel Jesús Baquedano González (1823-1897)

memoriachilena.cl
Durante los últimos días ha cobrado fuerza la idea de cambiar el nombre de la Plaza Baquedano a Plaza de la Dignidad, denominación que le otorgaron los manifestantes tras el estallido social del 18 de octubre pasado.

A raíz de lo anterior, dos concejales de Providencia presentaron ante el concejo y la alcaldesa, Evelyn Matthei (UDI), una moción para hacer efectivo el cambio.

Mucho se ha hablado del nuevo nombre, que incluso apareció en Google Maps, pero poco se recuerda al general en cuyo honor se erigió el monumento que ahí se encuentra y que es coronado por una estatua de Manuel Baquedano arriba de un caballo.

Cabe recordar que la plaza, inaugurada a mediados del siglo XIX, ha tenido diferentes nombres a lo largo de la historia. Comenzó denominándose "Plaza La Serena", luego pasó a "Plaza Colón", para más tarde llamarse "Plaza Italia". Finalmente, en 1929, cuando se cumplieron 50 años de la Guerra del Pacífico y se inauguró el monumento al general Manuel Baquedano, el espacio adquirió su nombre.

Severo y cercano con sus hombres

Manuel Jesús Baquedano González (1823-1897) fue un general del Ejército de Chile que destacó por el triunfo obtenido en diferentes batallas de la Guerra del Pacífico montando a "Diamante".

Fue hijo del general de brigada Fernando Baquedano y de Teresa González, y estudió en el Instituto Nacional. Cuando tenía 15 años (1838) y había estallado la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, se embarcó escondido en "La Hermosa Chilena", nave que se dirigía a Perú. A los pocos días de zarpar lo encontraron y no pudiendo devolverlo a tierra firme, lo incorporaron como alférez al regimiento de Caballería Cazadores a Caballo, según informan la Academia de Historia Militar y profesorenlinea.cl.

Tras un buen desempeño en la guerra fue ascendido a teniente (1845), y cinco años más tarde a capitán. Cuando se desempeñaba como sargento mayor, grado otorgado tras la Batalla de Loncomilla -ofensiva durante la Revolución de 1851 en la que tuvo que luchar contra el bando de su propio padre, al que fue a socorrer tras el cese de las armas-, fue enviado a la Frontera de Arauco con un pequeño grupo de soldados. Resistiéndose a la encomienda presentó su renuncia, pero esta no fue aceptada, por lo que tuvo que cumplir con su destino, informan las fuentes citadas.

A lo largo de los años siguientes se destacó en diversos conflictos y en las campañas de incorporación de la Araucanía, llegando a estar al mando del Regimiento Cazadores a Caballo (1869). Se caracterizaba por ser severo, sencillo y cercano a sus hombres.

Líder de victoriosas batallas

Cuando estalló la Guerra del Pacífico, Baquedano se dirigió al norte con el cargo de Comandante General de Caballería. Debido al triunfo de sus tácticas militares y tras la renuncia del general Erasmo Escala fue nombrado General en Jefe del Ejército de Operaciones del Norte. Con ese cargo lideró, montado en su caballo, cuatro de las victorias más recordadas hasta nuestros días, que obligaron al Ejército peruano a rendirse: Tacna (mayo 1880), Arica (junio 1880), Chorrillos (enero 1881) y Miraflores (enero 1881).

General Baquedano frente a sus tropas en 1880. Crédito: Museo Histórico Nacional.

La toma del morro de Arica se convirtió en una de las hazañas más brillantes de la historia del ejército chileno, operación planeada por Pedro Lagos bajo las órdenes de Baquedano.

"Muy pocos hechos más heroicos ofrece la historia americana que el asalto y toma de Arica. No sólo la de Chile sino la de cualquier país del mundo podría enorgullecerse de ella. Reloj en mano, los regimientos tardaron 55 minutos desde que partieron agazapados de sus campamentos hasta que clavaron sus banderas victoriosas en el Morro. Se ha hecho la prueba de recorrer esa distancia al tranco del caballo y se ha empleado más tiempo que el que tardaron los chilenos en rendir todas las trincheras", escribió el historiador Gonzalo Bulnes.

Tras el triunfo obtenido en estas batallas, Baquedano fue recibido con vítores en la zona central del país. En Santiago un arco fue levantado en la alameda por agrupaciones obreras para homenajear a los combatientes y vencedores de la Guerra del Pacífico.

¿Baquedano Presidente?

El Congreso luego nombró a Baquedano Generalísimo del Ejército y Consejero del Estado. Además fue candidato presidencial por el Partido Conservador, pero finalmente retiró su candidatura asegurando que era un soldado y no un estadista.

Cuando estaba en retiro comenzó la Guerra Civil de 1891 que costó la vida de más de cuatro mil chilenos cuando la población era un poco mayor a los dos millones y medio de habitantes, según informa memoriachilena.gob.cl. Baquedano no tomó parte en esa guerra.

Alejandro San Francisco, historiador de las universidades Católica y San Sebastián, explicó a Emol que, el año antes de la guerra civil, Baquedano se encontraba en Europa. A su regreso, los congresistas -el bando opositor al Presidente Balmaceda-, le hizo una cena de bienvenida con alrededor de 500 invitados. El objetivo real era ensalzar su figura de héroe de la Guerra del Pacífico y pedirle que los apoyara como líder militar, a pesar de que estaba en retiro.

"Arco erigido en la Alameda de Santiago por las agrupaciones obreras en homenaje a los militares y marinos venecedores en la Guerra del Pacífico". Crédito: academiahistoriamilitar.cl

"Lo que quiso hacer la oposición era atraer a Baquedano para que él sirviera como dique de contención contra una eventual dictadura de José Manuel Balmaceda", explicó San Francisco, autor del libro "La Guerra Civil de 1891".

En esa época el Congreso se encontraba en período extraordinario de sesiones, que debía ser convocado por el Presidente, cuenta el historiador. Balmaceda necesitaba que aprobaran las leyes de presupuesto y las que fijan las fuerzas de mar y tierra, pero no lo había hecho, por lo que el Congreso estimaba que Balmaceda iba a gobernar como dictador en 1891.

"La oposición en sus distintos discursos empezó a pedirle a Baquedano si él estaría dispuesto a detener a Balmaceda en caso de que el Gobierno se saliera de la Constitución y las leyes. Incluso, en uno de los discursos más importantes se decía 'mandad y obedeceremos', y uno de los poetas más significativos de la época, que era Luis Rodríguez Velasco, recitó un poema especialmente dedicado a Baquedano, donde lo identificaba como el salvador de la república", detalló San Francisco.

Manuel Baquedano. Crédito: Patrimonio cultural común.

No obstante, a fines de 1890 Balmaceda invitó a La Moneda al militar en retiro y este comprendió que era tanto del gobierno como de la oposición. Era un héroe nacional y no podía tomar partido.

"En el acta de deposición del Presidente Balmaceda, en una primera versión nombraban a Baquedano, como que él iba a detener a Balmaceda. Y Baquedano habría dicho 'aquí podrían pillarme', así que pidió que borraran su nombre. Y por eso, en el la última acta de deposición aparece el nombre de Jorge Montt y no el de Baquedano”, reveló el historiador.

Cuando en agosto de 1891 se produce la derrota del Presidente José Manuel Balmaceda, tras las batallas de Concón y Placilla, este entregó el mando a Baquedano, a pesar de que su mandato terminaba el 18 de septiembre. "Él estimó que era necesario recurrir a un uniformado que tuviera suficiente prestigio, y eso significaba no recurrir a uno que lo haya apoyado a él", dijo San Francisco. "Recurrió a Baquedano pensando en dos cosas. Primero, que él tenía un respeto transversal universal en la sociedad chilena, y en segundo lugar que Baquedano iba a imponer el orden público después de la derrota e iba a evitar ajusticiamientos o venganza en contra de los balmacedistas", añadió.

Claroscuros de Baquedano

Pero lo segundo no ocurrió y comenzó un violento saqueo a las residencias balmacedistas.

Rafael González Amaral, autor de "Baquedano: Controversias sobre un general invicto" y director de la Academia de Historia Militar, reveló a Emol que "hay algunas informaciones que dicen que él (Baquedano) habría permitido el primer día de saqueo".

"Algunos dicen que no fue culpa de él, y otros que sí fue", matizó. "Dice en un escrito que le recomiendan que rápidamente tome la ciudad con las tropas, con la policía. Y él dice: 'no, cuando la gente sepa que yo estoy al mando nadie se va a atrever a hacer nada'. Y ahí se equivocó, porque salieron de forma muy organizada varios grupos de anti balmacedistas a saquear la ciudad", añadió González.

"General Baquedano revistando a sus tropas", pintura de Fray Pedro Subercaseaux (1912). Crédito: Colección Museo Histórico Nacional

"Fueron unas horas bastante duras y eso directa o indirectamente fue responsabilidad de Baquedano", sentenció el autor.

Tres días después, el militar entregó el poder a los opositores de Balmaceda, la Junta Revolucionaria liderada por Jorge Montt, quien asume un gobierno interino hasta su elección definitiva en diciembre de ese año.

Manuel Baquedano falleció el 30 de noviembre de 1897, y fue despedido y homenajeado en las calles del país.

Su rol en Lima

Otra de las cosas que se le ha criticado a Baquedano son los supuestos saqueos en Lima, cuando su ejército venció a Perú en la Guerra del Pacífico.

"Es falso que hubo saqueos en Lima, eso es un mito. Hubo saqueos en otras partes. A ver, algo pasó en Chorrillos la noche antes, pero no es responsabilidad de él", aclaró González.

"En Lima los soldados que escaparon después de la batalla de Miraflores hacen saqueos porque tenían hambre, y se curan y hacen mil problemas. Y debido a eso, el alcalde de Lima le pide a Baquedano que por favor entre a la ciudad", agregó.

González explicó que Baquedano se resistía a ocupar la ciudad, pero finalmente lo hizo y sus tropas entraron "de una forma muy ordenada". "Y ahí no hubo ningún saqueo, nada que se le parezca", aseguró.

No obstante, el director de la Academia de Historia Militar admitió que tras esto las tropas de ocupación sí se llevaron muchas cosas a Santiago, y contó que hay un inventario de todas las cosas que ingresaron al país, lo que calificó de "botín de guerra".

"Eso es verdad que hubo (botín de guerra), como ha habido en todas las guerras en todas partes del mundo. Pero es muy distinto eso a hablar de saqueos. Eso es un invento de historiadores peruanos. Y hay algunos historiadores peruanos que reconocen que no hubo saqueo, así que no estoy inventando", afirmó.

Pero en ese entonces, cuando se llevaron objetos a Chile, Baquedano ya no estaba en Lima, concluye Rafael González.
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