El periodista chileno-argentino, Cristian Alarcón ganó el Premio Alfaguara de novela gracias a su libro "El Tercer paraíso".
La obra galardonada se trata de la primera entrega de ficción del escritor nacional nacido hace 52 años en la comuna de La Unión, región de Los Ríos.
"Estamos inmersos en una especie de sensación distópica pero consumimos y permitimos que los Gobiernos tomen las peores decisiones sin pagar las consecuencias, cuando podríamos ser mucho más guardianes y celosos del planeta que habitamos", indicó Alarcón.
Emocionado y sorprendido por el galardón que le otorgó este jueves el jurado del Premio Alfaguara, presidido por el escritor Fernando Aramburu, Alarcón explicó que su novela es en realidad
"dos novelas y un ensayo botánico".
"El jurado me ha dicho que les encantó y que desde el principio se enamoraron del texto y han destacado la condición profundamente latinoamericana y botánica de la novela, y de cómo interpela a un posible lector o lectora en medio de esta pandemia y este clima de extinción que vivimos en el mundo", afirmó.
Así, el jurado destacó "el vigor narrativo de una hermosa novela, con una estructura dual", que está ambientada en diversos parajes de Chile y Argentina, y cuyo protagonista reconstruye la historia de sus antepasados, "al tiempo que ahonda en su pasión por el cultivo de un jardín, en busca de un paraíso personal".
"Hay dos novelas en una de tal forma que se engarzan textos cortos pensados como piezas únicas con la estructura como un átomo de ida y vuelta entre un pasado y un presente: un pasado narrado en tercera persona y un presente en primera, con la idea del paraíso que atraviesa ambas historias", manifestó el autor.
Una de las dos historias comienza en la década de los 40 con unas mujeres en el sur de Chile, en un pueblo inventado, mujeres campesinas que luego se trasladan a la ciudad y se convierten en proletarias "y sobreviven a la violencia, al hambre y a la pobreza para terminar viviendo la gloria de la revolución socialista de Salvador Allende y soportar el comienzo de la dictadura".
La otra historia es la de un escritor que se retira a las afueras de la ciudad poco antes del confinamiento por la pandemia y redescubre su relación con las flores, que de niño cultivaba con su abuela.
El protagonista comienza así, señaló Alarcón, una investigación sobre cómo lograr que una semilla brote y con la que empieza una indagación ensayística de los orígenes de la botánica y llega al concepto del "tercer jardín", ese que crece en las vías de los trenes, en los territorios abandonados, "y que es el que expresa hoy de forma mas contundente la defensa de la biodversidad".
Alarcón cree que su libro se remite "a los supervivientes de las tramas más violentas de América Latina que al mismo tiempo cultivan la belleza en sus jardines y en sus huertas, de las que viven. Esa relación que hay entre el hombre y la naturaleza cuando hay no solo admiración sino que necesitan de ella para alimentarse y darse sombra".
Y ahora, considera, estamos "ante la evidencia de que lo humano ha producido tanto daño que es imposible siquiera tener certeza sobre el origen de una peste que arrasa la humanidad".
Pero cree que la pandemia causó algo contradictorio, por una parte un "inusitado y folklórico interés por la jardinería" que no entiende de la necesidad "de ponerle un freno a la crisis climática motivada en las decisiones de los países mas poderosos del mundo".
Considerado un destacado cronista latinoamericano, el galardonado aseguró durante la rueda de prensa que ofreció tras conocerse el fallo del jurado que no cree en la separación entre el periodismo y la literatura.
"Hay que desembarazarse de las fronteras genéricas y binarias", recalcó el escritor, que afirmó que le aburre "mucho" la corrección política.