Una mezcla de aceites esenciales fue utilizada por primera vez en el mundo para restaurar un cuadro con resultados excepcionales, según informaron el hospital Gemelli de Roma, cuyos microbiólogos se ocuparon de crear la fórmula natural, y la Gallería de los Uffizi de Florencia, donde se encontraba el paciente:
"El silencio", una valiosa obra del siglo XVI de Jacopo Zucchi.
Según ambas instituciones, se trata de la primera vez en el mundo que para la limpieza de un cuadro se utiliza una mezcla de elementos totalmente naturales formada por
hidrosol de naranja amarga y aceite esencial de corteza de canela, desarrollada por los microbiólogos de la Universidad Católica y la Fundación Hospital Universitario Agostino Gemelli.
El cuadro sobre el que se utilizó esta innovadora técnica fue "El Silencio" que, junto con otros ocho, adorna el techo de madera de la terraza de los Mapas Geográficos de la Galería de los Uffizi, recientemente reabierta al público en su totalidad.
La obra creada en 1572 por Jacopo Zucchi, alumno de Giorgio Vasari, "
mostró una colonización por biodeteriógenos fúngicos en el reverso del lienzo que era necesario eliminar", explicó la microbióloga Maura Di Vito en una nota.
"En colaboración con las restauradoras Debora Minotti y Daphne De Luca y mi colega la profesora Francesca Bugli llevamos años investigando sobre el uso de aceites esenciales e hidrolatos en restauraciones. Habiendo ya completado toda la experimentación in vitro y comprobando la eficacia de estas sustancias en algunos lienzos antiguos, solicitamos a la dirección de los Uffizi las autorizaciones correspondientes para utilizar este tratamiento en este cuadro", añadió Di Vitto.
Tras recoger algunas muestras del cuadro, estas fueron luego enviadas a Roma, al Laboratorio de Microbiología del Gemelli "donde fueron cultivadas y tipificadas", y "esto permitió aislar las dos cepas fúngicas que colonizaron la obra y tratarlas in vitro con nuestros aceites esenciales e hidrolatos para comprobar su eficacia".
"El silencio" fue creado en 1572. Crédito: EFE.
"Los hongos contaminantes eran sensibles a la mezcla de nuestra formulación caracterizada por hidrosol de naranja amarga (Citrus aurantium var. amara) y una cantidad muy pequeña de aceite esencial de corteza de canela (Cinnamomun zeylanicum)", agregó por su parte el director del Laboratorio de microbiología, Maurizio Sanguinetti.
Para "curar" a este importante paciente, se preparó una vitrina especial para alojar la tela durante el tratamiento, se pulverizó la mezcla por el reverso del lienzo y se colocó encima una hoja de papel absorbente empapada en la misma mezcla.
La tela se colocó sobre una mesa de calentamiento y succión durante las primeras horas; luego se dejó toda la noche cerrada al vacío en la vitrina. "El calentamiento sirvió para que los hongos entraran en la fase de replicación, que es su talón de Aquiles, y permitir que el tratamiento funcionase de la mejor manera al neutralizar los biodeteriógenos", explicaron, y "al día siguiente se quitó todo y se secó".
Al final de la restauración, se repitieron la toma de muestras para enviarlas a Roma, repetir los cultivos y verificar si los hongos aún estaban presentes. "No apareció ningún crecimiento fúngico de los cultivos", subrayaron.
"La misión verde", como han denominado este proyecto, "fue un enfoque pionero en el campo de la restauración de obras antiguas con el uso de aceites esenciales e hidrolatos y puede allanar el camino para futuras nuevas aplicaciones sobre las numerosas obras de arte patrimonio de la humanidad que sean simultáneamente eficaces sobre la obra y seguras para el operador".
El director de las Galerías de los Uffizi, Eike Schmidt, se dijo "orgulloso" por "trabajar en los frentes más vanguardistas de la investigación científica”.