Que las piezas están mejor conservadas allí que en sus países de origen es uno de los argumentos que se ha utilizado, durante años, para justificar la gran cantidad de reliquias, provenientes de distintas partes del mundo, que alberga el Museo Británico.
Este museo –fundado en 1753 y uno de los más concurridos del mundo, con más de 6 millones de visitantes al año que ingresan de manera completamente gratuita–, cuenta con una de las colecciones más valiosas y completas de objetos arqueológicos y culturales de la historia de la humanidad, con cerca de 8 millones de piezas de todos los continentes y de todas las épocas. Desde los mármoles del Partenón de Atenas, al moai de Isla de Pascua y la famosa Piedra Rosetta de Egipto.
"Para los británicos, el Museo Británico es parte del corazón de su cultura, porque allí se encuentran objetos de distintas partes del mundo, de cada rincón del planeta, que les hablan a ellos de una época imperial pasada, donde el poder y el dominio del Reino Unido se extendió por todos los continentes"
José Manuel Cerda, Doctor en Historia Medieval
"Para los británicos, el Museo Británico es parte del corazón de su cultura, porque allí se encuentran objetos de distintas partes del mundo, de cada rincón del planeta, que les hablan a ellos de una época imperial pasada, donde el poder y el dominio del Reino Unido se extendió por todos los continentes, por todas las latitudes; pero también representa una gran apertura cultural de los científicos y exploradores británicos entre el siglo XVII y XIX, que llegaron a todos estos lugares y se trajeron –comprados, adquiridos o robados– objetos culturales de distintas partes del mundo", comenta a Emol José Manuel Cerda, bachiller en Artes Liberales y Doctor en Historia Medieval de la Universidad de New South Wales.
Apunta que la gratuidad del museo "revela su carácter nacional, de estar abierto a todo público, sin distinguir a nadie, sean locales o extranjeros; y también responde al hecho de que la mayoría de objetos provienen de distintas partes del mundo y, por lo tanto, lo que está ahí no es una propiedad absoluta del museo, sino que le pertenece a la humanidad completa".
Desde hace años, muchos de los objetos que posee el Museo Británico son reclamados por sus países de origen. Sin embargo, la institución, que se enorgullece de resguardarlos en beneficio de toda la humanidad, se ha negado sistemáticamente a devolverlos.
Sobre las razones para no restituir estas piezas, José Manuel Cerda, quien también es académico de la facultad de Psicología y Humanidades de la USS, menciona "en primer lugar, la gran cantidad de turistas que llegan de distintas partes del mundo a observar estas colecciones, lo que significa –aunque sea gratuito el Museo Británico– una visita a Londres".
Pero lo que se dice más públicamente es que "al tener colecciones de distintas culturas concentradas en un solo lugar, le permite a los turistas poder recorrer el mundo sin tener que hacerlo", lo de que de otro modo "sería imposible, desde el punto de vista del tiempo y los recursos".
A esto se suma el argumento de conservación, ya que "se ha dicho durante mucho tiempo –esté uno de acuerdo o no– que en el Museo Británico los objetos de las distintas culturas están muy bien preservados y cuidados, mucho mejor de lo que estarían en sus lugares de origen, lo que es cuestionable, pero es una postura que ha esgrimido el museo durante mucho tiempo".
Es precisamente este último argumento el que hoy se encontraría en jaque, debido a la serie de irregularidades que envuelven al Museo Británico y que han ido saliendo a la luz.
El increíble robo de 2 mil piezas
La primera alerta se dio a mediados de agosto, cuando el museo informó que había despedido a un trabajador tras constatar la desaparición de algunas piezas de sus depósitos, como joyas de oro, piedras semipreciosas y objetos de vidrio. Luego, el presidente del museo, George Osborne, dio a conocer la increíble cifra: unos 2 mil objetos –que datan de entre el siglo XV a. C. y el XIX– habían sido robados desde el 2014 a la fecha. Se trata de piezas que no estaban a la vista del público, sino en colecciones abiertas únicamente a académicos e investigadores.
Días después del escándalo, presentó su renuncia el director del Museo Británico, Hartwig Fisher, quien hizo una autocrítica y admitió que "el museo no respondió de una manera tan completa como hubiese debido" ante las alertas sobre el posible extravío de objetos que habían comenzado a aparecer en 2021. Aunque la prensa británica da cuenta de que hay indicios de algunos de los objetos aparecieron a la venta en páginas de internet ya en 2016.
8 millonesde objetos de los distintos continentes y todas las épocas alberga el Museo Británico
Los medios británicos señalan como el responsable de la desaparición de las piezas al arqueólogo Peter Higgs, de 56 años, experto en Grecia Antigua, quien trabajó durante tres décadas en la institución, como curador a cargo de la colección de arte griego, lo que le habría dado acceso a los objetos sin tener que solicitar permiso. Actualmente, hay una investigación en curso en su contra.
En paralelo, se designó a un nuevo director interino del museo: Sir Mark Jones, quien estuvo a cargo del famoso Victoria & Albert Museum de Londres. "Mark es uno de los líderes de museo más experimentados y respetados del mundo", resaltó Osborne al anunciarlo.
Este episodio también estaría dejando en evidencia otro gran problema al interior de la institución. Y es que varias semanas después de hacerse público el robo, aún no se conoce el listado completo de las piezas robadas y algunos sugieren que esto se debe al gran desorden que habría en el museo, donde muchos de los objetos no están inventariados.
"A mucha gente le chocará enterarse de lo que todo el mundo sabe en el sector museístico, que las bases de datos del British Museum no están completas ¿Cómo puedes cuidar algo si no sabes lo que tienes?"
Dan Hicks, catedrático de Arqueología de Oxford
"A mucha gente le chocará enterarse de lo que todo el mundo sabe en el sector museístico: las bases de datos del British Museum no están completas ¿Cómo puedes cuidar algo si no sabes lo que tienes?", comentó Dan Hicks, catedrático de Arqueología de Oxford, citado por "El Mercurio". A su juicio, el robo no se habría producido si el museo hubiese invertido adecuadamente en catalogar sus objetos.
Para José Manuel Cerda, "es una gran deficiencia de un museo no tener catalogadas sus piezas, porque revela una acumulación de objetos patrimoniales mucho mayor que la capacidad efectiva de poder procesar toda esta información y de poder exhibir efectivamente estas piezas". Además, "al producirse robos, esas piezas no se pueden rastrear". "Y es una gran pena que se mantengan en bodegas una gran cantidad de objetos patrimoniales que el museo tiene el deber de estudiar, de catalogar y de exhibir. La función fundamental de un museo es hacerse cargo de las colecciones que tiene", subraya.
"Pone en tela de juicio su capacidad de resguardar el patrimonio mundial"
En los últimos años distintos países han levantado solicitudes de restitución de sus tesoros al Museo Británico, muchos de los cuales fueron adquiridos en dudosas transacciones, derivadas de saqueos o en medio de guerras o invasiones. Sin embargo, la institución se rehúsa a repatriarlos. La única devolución que ha realizado fueron las cenizas de aborígenes a Tasmania, en el año 2006. Pero recalcó que fue una medida excepcional.
Una de las disputas más emblemáticas es la petición de Grecia –desde la década de los 80– para que le sean devueltas las esculturas del Partenón de Atenas. En junio de 2022, el Museo Británico manifestó su disposición a llegar a acuerdo y permitir que se pudieran exponer durante un tiempo en Atenas, en una especie de "préstamo". Aunque no ha habido novedades al respecto.
Egipto también pide –desde el 2003– la restitución de la Piedra Rosetta, pero lo único que han conseguido hasta ahora es que el Museo Británico les haya obsequiado una réplica de ésta de tamaño real. Otra pieza famosa del Museo Británico es el moai Hoa Hakananai'a, originario de Rapa Nui, que se exhibe en ese recinto desde 1869, siendo una de las "atracciones" más visitadas de su colección. Chile también ha apoyado la petición de los pascuenses de que sea restituido a la isla. Sin embargo, no ha tenido mejor suerte.
Otros objetos que son reclamados por distintos países son: la Cabeza de Afrodita Satala (Armenia); los Bronces de Benín (Nigeria); "Sutra del Diamante", el libro impreso más antiguo que se conoce, y 13 mil manuscritos (China); el Tesoro del Oxus (Tajikistán); y Tabots litúrgicos (Etiopía).
Para todos, la respuesta del museo es más o menos la misma: "Éste es un museo del mundo, y su propósito es mostrar las obras de la humanidad de todos los períodos y de todos los lugares".
Sin embargo, la noticia del robo pone al museo en escrutinio mundial y siembra la duda de qué tan bien cuidadas están las valiosas piezas que –se supone– resguarda. Así las cosas, ¿este incidente podría dar fuerza a la petición de estos países de poder repatriar sus reliquias?
"El robo pone en tela de juicio la seguridad del Museo Británico y su capacidad de resguardar este patrimonio mundial y el argumento de que las piezas están mejor resguardadas acá que en otra parte"
José Manuel Cerda, académico Humanidades USS
En opinión del Dr. José Manuel Cerda, el robo sin duda "afecta imagen" del recinto, ya que "el Museo Británico, al tener estas piezas que son patrimonio de la humanidad, se convierte en el guardián de ellas y en el responsable de mantenerlas bajo custodia, y cuando se produce un robo esa responsabilidad se ve quebrantada", y se "pone en tela de juicio la seguridad del Museo Británico y su capacidad de resguardar este patrimonio mundial y el argumento de que las piezas están mejor resguardadas acá que en otra parte".
Pese a ello, piensa que este hecho "difícilmente, puede generar un cambio de actitud que implique devolver los tesoros que resguarda el Museo Británico, sobre todo los de las antiguas civilizaciones". "Es difícil que producto de un robo, que responde a un asunto más coyuntural y circunstancial, el Museo Británico cambie su actitud de varios siglos de mantener estas colecciones bajo su custodia y decida de un día para otro iniciar un proceso de devolución", comenta.
Cree que "es muy posible que este proceso sí se produzca, pero no a raíz de un robo circunstancial, sino a través de una serie de acuerdos políticos, diplomáticos y culturales que velen por el resguardo de estas piezas patrimoniales, tanto en el traslado como en la conservación en sus lugares de origen, garantías de que no se van a deteriorar, ser robadas o dañadas”. “Pero esto no va a suceder de la noche a la mañana, va a ser un proceso gradual, lento, complejo, que va a implicar una gran cantidad de esfuerzos diplomáticos y políticos", afirma.