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A diez años de su muerte, Gabriel García Márquez sigue cautivando a los lectores: Sus obras se siguen vendiendo

Fue de los escritores más grandes que ha dado la literatura y el creador del denominado "realismo mágico" que inspiró a muchos que le siguieron. Hace poco más de un mes se publicó "En agosto nos vemos", su novela póstuma.

17 de Abril de 2024 | 07:33 | EFE/ Editado Sofía Cereceda., Emol.
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AP
Este miércoles se cumplen diez años del fallecimiento de Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia, 1927-Ciudad de México, 2014), uno de los escritores más grandes que ha dado la literatura. Fue creador del denominado "realismo mágico" que impregnó la obra de muchos escritores que le siguieron y dejó como legado ese Macondo poético que sigue hechizando a los lectores.

Porque en estos diez años no ha decaído el interés por el escritor colombiano, del que hace poco más de un mes se publicó una novela inédita, "En agosto nos vemos" (Random House), en la que trabajó hasta que sus fuerzas se lo permitieron.

Sin embargo, su lanzamiento no estuvo exento de polémica, ya que el mismo autor pidió en vida destruir la obra. En 1999 el nobel de Literatura (1982) leyó públicamente el primer capítulo, pero se abstuvo de publicar el resto del libro ya que no lo satisfacía y se limitó a entregar a sus familiares versiones del manuscrito. Consideraba que era un sinsentido y un "desorden", por lo que debía desecharse.

Y a pesar de que Gabo dijo "este libro no sirve, hay que destruirlo", sus hijos no le hicieron caso, aunque lo dejaron de lado y en un archivo en el Harry Ransom Center, una biblioteca de la Universidad de Texas, en Estados Unidos. Sin embargo, leyéndolo una vez más años después de la muerte de su padre, sus hijos Gonzalo y Rodrigo García Barcha descubrieron en la historia lo más sobresaliente de la obra de García Márquez, su capacidad de invención, la poesía del lenguaje o su narrativa cautivadora.

Porque, destacaron, "un Gabo en sus cabales o lo hubiera terminado o lo hubiera destruido, para que no quedaran restos".

"Memorias de mis putas tristes" (2004) fue la última ficción que García Márquez publicó en vida, y luego de su lanzamiento estuvo casi diez años trabajando en "En agosto nos vemos", que según sus hijos, fue el fruto del último esfuerzo del escritor de seguir creando contra viento y marea. Y creen que quizás la falta de facultades que padecía, le impidieron darse cuenta de lo bien que estaba este libro.

La obra es el cierre de la brillante carrera de uno de los autores más relevantes del siglo XX, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982 y de cuya imaginación nacieron imprescindibles como "Cien años de soledad", "Crónica de una muerte anunciada", "El coronel no tiene quien le escriba" o "Los funerales de la Mamá Grande".

Libros que se han seguido vendiendo a buen ritmo desde su fallecimiento, especialmente en las ediciones de bolsillo y en las ilustradas, como explican a EFE desde la editorial Random House, que tiene los derechos de los libros de Gabo en español para todo el mundo con la excepción de México y Centroamérica.

La poesía que rezuman sus obras sigue atrapando a los lectores, porque García Márquez imprimió un estilo muy particular a todos sus trabajos, ya fueran como novelista, periodista o guionista de cine y aquel municipio del Caribe colombiano en el que nació le sirvió como inspiración para ese Macondo en el que se desarrollaron sus historias, que en gran parte procedían de su propia familia.

"La vida es la que uno recuerda"

Hijo de Gabriel Eligio García, telegrafista y boticario, y de Luisa Santiaga Márquez Iguarñan, Gabo se inspiró en su historia de amor, a la que se oponía el padre de ella, para escribir "El amor en los tiempos del cólera".

Los nueve hijos extramatrimoniales de su abuelo, la costumbre de su hermana Aida Rosa de comer tierra, la abuela que adivinaba el porvenir o los numerosos parientes de nombres iguales, fueron elementos que aparecieron de una u otra forma en sus novelas.

Escribió desde muy joven y su amor por la escritura le llevó a abandonar sus estudios de Derecho. Y con solo 21 años comenzó a colaborar en El Universal de Cartagena, mientras publicaba sus primeros cuentos.

Siguió con su trabajo de periodista en diversos medios cuando publicó sus dos primeras novelas, "La hojarasca" (1955) y "El coronel no tiene quien le escriba" (1961), esta cuando ya se había instalado en México, que se convirtió en su segunda patria.

Fue entonces cuando se centró en la literatura y dedicó dos años a escribir "Cien años de soledad" (1967), que le consagró inmediatamente como uno de los grandes autores del momento.

Y como precursor del boom latinoamericano, junto a autores como Carlos Fuentes, Julio Cortázar o Mario Vargas Llosa. Este último fue uno de sus grandes amigos en su época barcelonesa -de 1967 a 1973- y la relación terminó bruscamente en 1976 a causa de un puñetazo que le propinó el peruano y que, con teorías más o menos verosímiles, sigue siendo una incógnita.

Agitador cultural por convencimiento, García Márquez tenía alma de reportero, como demostró en sus muchos artículos o en esa joya llamada "Noticia de un secuestro". Y su importancia quedó confirmada cuando en 1982 le concedieron el Premio Nobel de Literatura.

En su fallo, la Academia sueca señalaba que el Nobel recaía en García Márquez "por sus novelas y relatos cortos en los que lo fantástico y lo real se combinan en un universo ricamente compuesto de imaginación que refleja la vida y los conflictos del continente americano".

Premiado y galardonado en múltiples ocasiones, aseguró en 1994 no querer recibir el Premio Cervantes de Literatura porque ya había ganado el Nobel y quería dejar espacio a otros autores.

Lo que nunca rechazó fue la escritura, porque, como dijo en sus memorias publicadas en 2002, "la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla".
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