NUEVA YORK.- Joyce Mitchell, funcionaria del centro correccional Clinton, admitió a las autoridades que ayudó a los dos reclusos que se escaparon hace una semana de la cárcel de máxima seguridad en Nueva York.
La mujer de 51 años, declaró a los investigadores de la policía estatal que ofreció a los presos —a quienes todavía están buscando— acceso a un teléfono celular e ingresó de contrabando herramientas al recinto, según detalla el diario "Times Union".
Mitchell también hizo gestiones para poner a su disposición un vehículo para cuando los dos presos se fugaran de la cárcel, pero al parecer abandonó sus planes después de sufrir un "ataque de ansiedad".
Según un documento de la unidad especial de investigaciones de la policía estatal, el esposo de la funcionaria de prisiones, Lyle Mitchell, "también podría haber ayudado en la fuga" de los dos reclusos.
David Sweat y Richard Matt se escaparon el sábado pasado del centro correccional Clinton, en la localidad de Dannemora, perforando las paredes de sus celdas y, por medio de un túnel y conductos internos, alcanzaron una alcantarilla a las afueras del recinto carcelario.
La funcionaria todavía no ha sido detenida, pero las autoridades no descartan presentar cargos en su contra.
Mientras, continúa adelante la operación de búsqueda y captura de los dos prófugos en la que están participando medio millar de efectivos locales, estatales y federales apoyados por unidades caninas y helicópteros.
El operativo se centra este viernes en una zona boscosa a pocos kilómetros de la prisión, aunque las autoridades del estado vecino de Vermont también activaron los protocolos de seguridad ante la posibilidad de que hayan cruzado la frontera.
Sweat, que cumplía cadena perpetua por el asesinato de un policía en 2002, y Matt, condenado a 25 años por matar a un empresario en 2007, fueron dados por desaparecidos cuando se hizo la revisión de presos del penal.
Conocida como "Pequeña Siberia" entre los habitantes de la zona, el centro correccional está considerado de máxima seguridad y cuenta con una población carcelaria de 3.000 reclusos y tiene una plantilla de 1.400 empleados.