WASHINGTON.- A pocos días de que un joven blanco matara a nueve personas en una iglesia metodista afroamericana en la localidad estadounidense de Charleston, el presidente Barack Obama aseguró que el país "no está curado" del racismo.
"Y no sólo se trata de que no sea educado decir negro en público", apuntó en una entrevista digital.
"Esa no es la medida de si existe o no racismo. No es sólo una cuestión de una discriminación manifiesta. Las sociedades no borrarán por completo, de un día al otro, lo que ocurrió en los 200 ó 300 años previos", lamentó al referirse a la historia de opresión y esclavitud de afroamericanos en Estados Unidos.
Tras la matanza de nueve personas la semana pasada por motivos racistas en el estado norteamericano de Carolina del Sur, la gobernadora Nikki Haley propuso además retirar la controvertida bandera de la Confederación del Capitolio local.
"Esta bandera, si bien es una parte integral de nuestro pasado, no representa el futuro de nuestro gran estado", señaló la republicana Haley este lunes.
"Es hora de retirar la bandera de los terrenos del Capitolio", afirmó.
Según voces críticas, la bandera, que remite a la guerra civil que vivió Estados Unidos entre 1861 y 1865, representa la predisposición que imperaba en aquel momento en los estados del sur para ir a la guerra con el objetivo de poder mantener la esclavitud.
La bandera también fue utilizada para intimidar a afroamericanos.Sus defensores, en cambio, la ven como un símbolo de conmemoración de los antepasados que murieron en la contienda.
En una página web presuntamente registrada a nombre del supuesto autor de la matanza de Charleston, Dylan Roof, se ven fotografías del joven sosteniendo una pistola y una bandera confederada junto a varios símbolos racistas.
En tanto, la Casa Blanca informó que el presidente Obama pronunciará este viernes una oración fúnebre en honor del reverendo Clementa Pinckney, senador demócrata al que el mandatario conocía personalmente y que murió como víctima del ataque del miércoles pasado.
En la masacre murieron seis mujeres y tres hombres de entre 26 y 87 años luego de que el presunto atacante presenciara una hora de los estudios de la biblia para los que se había reunido el grupo en una histórica iglesia metodista de Charleston.
La matanza despertó nuevos temores de violencia racista en Estados Unidos, después de que ya se registraran numerosas protestas en diversas localidades a raíz de la muerte de personas negras en manos de policías blancos.