BERLÍN.- La Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido de la canciller alemana, Angela Merkel, de Helmut Kohl y de Konrad Adenauer, cumple hoy 70 años, periodo en el que ha sido una de las fuerzas decisivas en la política germana y europea.
En una entrevista con la televisión del partido, Merkel elogió hoy el valor de aquellos que, concluida la II Guerra Mundial y con las heridas de la contienda todavía abiertas, decidieron "mirar hacia el futuro".
"Llamamos a las fuerzas cristianas, democráticas y sociales a unirse para trabajar en la construcción de una nueva patria", decía el documento que se considera fundacional de la CDU, publicado en Berlín el 26 de junio de 1945.
Según la Fundación Konrad Adenauer, cercana a la CDU, el proceso de unificación de los diversos movimientos regionales demócratas cristianos sólo llegó a terminarse en 1947, pero la publicación del "Berliner Appell", como se conoce aquel documento, es vista como el origen de la agrupación.
Durante la República de Weimar (1918-1933) había habido distintos movimientos confesionales de carácter protestante o de formación católica, como el Zentrum, y los fundadores de la CDU apostaron como principio clave por una visión interconfesional.
Además, en el partido debían tener cabida los sindicalistas cristianos, lo que hizo que, desde el comienzo, hubiera un ala que se alejaba de posiciones típicamente conservadoras en lo económico y que atendía de manera especial la política social.
El partido asumió en sus orígenes la ética cristiana y, a partir de ella, se definió como conservador en cuanto a la defensa de una serie de principios; liberal, en su rechazo a los totalitarismos y la defensa de la libertad individual; y social, al sentirse obligado a buscar la justicia redistributiva.
En uno de sus primeros textos programáticos, el "Programa de Ahlen" de 1947, la CDU se presenta como un partido que busca superar tanto el capitalismo como el marxismo.
Con los años el distanciamiento frente al marxismo se hizo más claro mientras que, ante el capitalismo, se acuñó la expresión de "economía social de mercado" que ya aparece en el programa de 1949 con el que Konrad Adenauer se convertiría en el primer canciller alemán de la postguerra.
Con la llegada de Adenauer al poder comenzaría la primera era de gobiernos liderados por la CDU, partido de cinco de los ocho cancilleres que ha tenido el país desde el final de la guerra.
Adenauer dejó la cancillería en 1963, a mediados de su cuarta legislatura, para dejar la jefatura de gobierno en manos de Ludwig Erhardt, que había sido como ministro de Economía uno de los arquitectos del milagro alemán.
Erhardt, otro de los iconos de la CDU, no logró como canciller el mismo éxito que como ministro y tuvo que dejar el cargo en 1966 después de que el Partido Liberal (FDP) rompiera la coalición de gobierno en medio de una recesión.
Después de tres años de formar parte de una gran coalición, entre 1969 y 1982 la CDU estuvo en la oposición y ese año regresó al poder de la mano de Helmut Kohl, un periodo que tendría su momento culminante entre 1989 y 1990, con la caída del muro de Berlín y la reunificación de Alemania.
Kohl se mantuvo en el cargo hasta 1998, cuando perdió las elecciones ante el socialdemócrata Gerhard Schröder, y luego sus dudosas prácticas contables al frente del partido precipitaron a la CDU en una crisis que llevó también a la dimisión de su sucesor Wolfgang Schäuble.
A Schäuble, el actual ministro de Finanzas, le sustituyó Merkel al frente de la CDU, partido que superó su crisis interna y regresó al poder en 2005.
Con Merkel la CDU ha cambiado y se ha hecho más liberal, sobre todo en la política familiar, lo que causa resquemores en los sectores más conservadores.
La proverbial cintura política de la canciller, que le ha permitido firmar dos grandes coaliciones con el Partido Socialdemócrata (SPD), con las consecuentes concesiones en política económica, también ha generado malestar en el ala neoliberal de la formación.
Ante ello, Merkel suele responder que hace lo que han tenido que hacer todos los jefes de la CDU: conciliar intereses distintos para que las diversas alas siguen sintiéndose en casa, bajo el mismo techo, y la agrupación siga siendo un partido de masas.