QUITO.- El mandatario de Ecuador, Rafael Correa, dijo este miércoles que el gobierno tiene "claros indicios" de que "golpistas" intentarán tomar la sede presidencial durante la protesta convocada para este jueves en Quito, en vísperas de la visita del papa Francisco.
"Lamentablemente tenemos claros indicios de que golpistas intentarán tomarse Carandolet", señaló Correa a través de su cuenta de Twitter.
El Presidente, quien enfrenta desde hace casi un mes protestas que exigen su salida del poder en rechazo a sus políticas, lanzó la advertencia a propósito de una marcha que prevén realizar sectores opositores, incluidos indígenas, en Quito.
En ese sentido, reiteró su llamado al oficialismo a concentrarse frente a la sede de gobierno de manera simultánea con la protesta.
"Nosotros, a repletar la Plaza Grande desde las 16H00, con música y alegría, pacíficos pero firmes", escribió Correa.
Grupos oficialistas y de oposición prevén sostener un nuevo pulso en las calles a tres días de que llegue al país el papa Francisco en una visita que se extenderá hasta el 8 de julio.
Según el mandatario, sus adversarios intentan, al igual que la oposición en Venezuela, desatar "enfrentamientos permanentes" con el oficialismo.
El legislador Andrés Páez, uno de los promotores de las protestas, tildó de "barbaridad" la insinuación de que manifestantes podrían tomarse el palacio presidencial y los llamó a "no caer en provocaciones" durante la marcha.
Por su parte, la iglesia Católica de Ecuador consideró que "no es el momento" para convocar a nuevas manifestaciones a favor o en contra de Correa, cuando restan apenas cuatro días para la llegada del papa Francisco.
"No es el momento de manifestar nuestras ideas ni nuestros proyectos políticos. No es el momento de armar más polémicas y más divisiones", señaló el padre David de la Torre, portavoz de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) para la visita del papa.
Correa enfrenta desde el 8 de junio frecuentes protestas -en su mayoría pacíficas- en varios puntos del país al grito de "!Fuera Correa, fuera!", en rechazo a sus políticas y estilo de gobierno, que sus opositores tildan de "prepotente".
Las movilizaciones tuvieron como detonante iniciativas para elevar impuestos a las herencias y a la plusvalía, pero devinieron en una crítica generalizada al gobierno.
Acosado por las protestas, Correa suspendió de forma temporal el trámite legislativo de los proyectos para preservar el "ambiente de paz" durante la visita de Francisco, tras denunciar que las movilizaciones son una "conspiración en marcha".