El ministro británico de Defensa, Michael Fallo, sostuvo que la medida busca "detener a este grupo yihadista".
AFP
LONDRES.- El ministro británico de Defensa, Michael Fallon, señaló este jueves que el Gobierno no descarta pedir al Parlamento el "visto bueno" para lanzar ataques aéreos contra posiciones del Estado Islámico (EI) en Siria, a fin de detener a este grupo yihadista.
En una comparecencia en la Cámara de los Comunes, Fallon afirmó que el EI debe ser atacado en el lugar desde donde opera, después de que este grupo fuera supuestamente responsable de varios atentados, entre ellos el de Túnez -perpetrado el pasado viernes- en el que 30 ciudadanos británicos fueron asesinados en la playa de un hotel.
El Parlamento de Westminter, en tanto, autorizó a fines de 2014 ataques aéreos de la Real Fuerza Aérea británica (RAF) contra posiciones del EI en Irak, pero no sobre territorio sirio.
Un año antes la Cámara de los Comunes votó en contra de llevar a cabo bombardeos aéreos contra Siria ante la escalada de la violencia del régimen del presidente sirio, Bachar al Asad.
Sin embargo, el Gobierno del primer ministro conservador, David Cameron, estudia ahora la posibilidad de solicitar a la Cámara de los Comunes el permiso para atacar al EI en Siria.
Fallon explicó hoy que los diputados tendrán la última palabra a la hora de tomar una decisión al respecto, si bien el Gobierno no necesita su autorización.
También informó que el Gobierno sólo presentaría en los Comunes una moción para dar luz verde a los ataques siempre que haya un consenso al respecto entre las formaciones políticas.
Según los comentaristas en Londres, el Gobierno puede esperar hasta otoño para pedir una votación sobre los ataques en Siria, una vez que el Partido Laborista, primero de la oposición, haya elegido a su nuevo líder, en sustitución de Ed Miliband, quien dimitió tras su derrota en las elecciones generales del pasado mayo.
El atentado perpetrado el pasado viernes en Túnez es considerado el peor contra ciudadanos del Reino Unido desde los ataques del 7 de julio de 2005 contra la red de transporte de Londres.