SANTIAGO.- La segunda fuga del narcotraficante mexicano Joaquín "El Chapo" Guzmán no dejó a nadie indiferente. Especialmente, teniendo en cuenta el trabajo que realizó el líder del cártel de Sinaloa para salir del recinto penitenciario en el que era custodiado, a través de un largo túnel.
Pero esta no es la primera vez que ocurre un hecho así. Auschwitz, Alcatraz, Nueva York, Texas, e incluso Santiago, han sido escenarios de fugas que, por su historia y preparación, parecen sacados de una película. A continuación, algunos de estos casos en donde los prisioneros lograron burlar sofisticados sistemas de seguridad.
Huida de Auschwitz
Uno de los escapes más conmovedores se registró el 7 de abril de 1944, cuando los judíos Alfred Wetzler y Rudolf Vrba escaparon del campo de concentración de Auschwitz, símbolo del Holocausto durante la II Guerra Mundial. Para conseguir su objetivo, Vrba realizó un estudio que evaluó las razones que llevaron al fracaso a quienes anteriormente habían intentado fugarse de ese recinto, y posteriormente buscó la ayuda de su compañero para poder llevar a cabo el plan.
Los aprisionados sacaron provecho de la niebla que hubo ese día y se introdujeron en una pila de tablones que estaban destinados para la construcción de nuevos barrancones para los judíos. Se escondieron ahí por tres días, los que estaban estipulados por protocolo para la búsqueda de quienes se habían escapado dentro del lugar, y posteriormente huyeron.
Tras once días de caminar y esconderse, los prófugos regresaron a Eslovaquia y se pusieron en contacto con el Consejo Judío, con quienes lograron redactar el llamado "Protocolo de Auschwitz", que denunció los crímenes que se cometían en ese lugar.
Fuga de Alcatraz
Uno de los recintos penitenciarios más sofisticados y emblemáticos de todo el mundo también fue escenario de una de las fugas más recordadas de la historia, ocurrida el 11 de junio de 1962, cuando tres reos burlaron la cárcel de Alcatraz, ubicada en la isla del mismo nombre. Se trató de los hermanos Clarence y John Anglin —condenados a más de diez años de cárcel por robar 15 mil dólares— y Frank Lee Morris, quien también fue aprehendido por un delito de la misma índole.
Estos reos, más un cuarto hombre que finalmente se restó de la huida, aprovecharon que el hormigón estaba dañado producto de la humedad, para fabricar un túnel con elementos como cucharas y tenedores que sacaron de la cocina del recinto. Durante varios meses realizaron una excavación en la construcción que rodeaba los conductos de ventilación de sus celdas, y cuando lograron llegar a los 16.5 centímetros de ancho se lograron fugar.
Los reclusos fabricaron unas cabezas con papel, pintura y pelo extraído de la peluquería de la cárcel, con el fin de engañar a los guardias que los custodiaban mientras dormían. Además, se las ingeniaron para elaborar una balsa y chalecos salvavidas, para lo que utilizaron varios impermeables de algodón y forro de caucho. El paradero de estos tres hombres es un misterio hasta el día de hoy, ya que, pese a que los encargados del recinto afirmaron que no lograron cruzar las aguas y murieron en el intento, los cadáveres nunca fueron encontrados.
Texas 7
También en Estados Unidos, pero 38 años después, un grupo de reos se arrancó de la cárcel John Connally Unit, un recinto de máxima seguridad ubicado en el estado de Texas. Mediante un meticuloso plan, encabezado por George Rivas (condenado a presidio perpetuo), siete prisioneros redujeron a los policías que custodiaban el recinto, para posteriormente fugarse en un camión de suministros que debía salir del lugar.
Tras escapar, los artífices de esta huida cometieron varios crímenes, entre ellos el asesinato del agente Irving Aubrey Hawkins, a quien le propinaron 11 disparos y posteriormente lo arrollaron con una camioneta.
Luego de seis semanas de vivir en la clandestinidad, los delincuentes fueron encontrados en un parque en las afueras de Colorado Springs. En el operativo, tres de los reos fueron capturados, uno de ellos se suicidó y los restantes se entregaron dos días después.
Operación Vuelo de Justicia
Sólo 58 segundos bastaron para que un helicóptero rescatara de la cárcel de alta seguridad de Santiago a cuatro integrantes de la facción autónoma del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), detenidos por diversos delitos como el asesinato de un carabinero y el del senador Jaime Guzmán, entre otras cosas, en la llamada "Operación Vuelo de Justicia", ocurrida el 30 de diciembre de 1996.
Así, Pablo Muñoz Hoffmann, Patricio Ortiz Montenegro, Mauricio Hernández Norambuena y Ricardo Palma Salamanca (estos dos últimos detenidos por la muerte de Jaime Guzmán y el secuestro de Cristián Edwards) se fugaron del recinto subiendo a una canasta diseñada especialmente para este operativo. Después el helicóptero aterrizó en el Parque Brasil, en donde tomaron distintos vehículos que los distribuyeron por diferentes partes de la capital.
Actualmente, tanto Muñoz como Palma se encuentran en la clandestinidad, incluso, el segundo ha escrito libros dando testimonio de cómo se realizó el rescate en 1996. Mientras, Ortiz se encuentra refugiado en Suiza y Hernández cumple condena en Brasil, por el secuestro del empresario Washington Olivetto.
Fuga en Nueva York
Uno de los casos más recientes ocurrió el pasado mes de junio cuando Richard Matt y David Sweat, se fugaron de la cárcel de máxima seguridad de Nueva York, Clinton Correctional Facility. Ambos se encontraban cumpliendo su condena por casos de homicidios. Los reos realizaron una perforación en las celdas con herramientas eléctricas. Además, contaron con la ayuda de una funcionaria de la cárcel que les facilitó el acceso a instrumentos para llevar a cabo el escape.
El 26 de junio Matt fue abatido mientras la policía realizaba un operativo para capturarlo, en las cercanías de la frontera con Canadá. Dos días después se dio con el paradero de Sweat, quien tras pasar algunos días en el hospital, fue dado de alta y llevado a prisión.