ROMA.- Manifestaciones y enfrentamientos con la policía por la presencia de inmigrantes ilegales, se registraron este viernes en Roma y Treviso. En la zona de Casale San Basilio, al norte de la capital, cuatro agentes resultaron heridos, según informó el diario "La Repubblica".
Las discrepancias comenzaron debido al traslado de un grupo de unos veinte extranjeros a una escuela local, lo que generó protestas por parte de los residentes del barrio, apoyados por militantes de extrema derecha del movimiento Casa Pound.
"No los queremos", "tememos por nuestra mujeres", gritaban los manifestantes, mientras un grupo de mujeres ocupó en fila india la carretera para impedir el paso del bus que transportaba a los inmigrantes.
La prefectura romana denunció a los grupos extremistas de fomentar el clima de rechazo y odio contra las personas que huyen de África y Medio Oriente debido a la crisis política, social y económica en sus países.
En la localidad de Quinto, en la región de Véneto, la llegada de 101 inmigrantes —quienes serían alojados en departamentos vacíos— desencadenó la rabia de los habitantes que quemaron las camas y sábanas dispuestas para ellos.
"Es una invasión, que se vayan", gritaba uno de ellos, según cuenta el diario "Il Corriere della Sera".
El gobernador de Véneto, Luca Zaia, del partido contra la inmigración Liga Norte, declaró que "la región se está africanizando. No se pueden instalar campos para refugiados al lado de barrios con niños".
Mientras gobiernos e instituciones tratan de buscar la receta que ponga fin a las muertes en el Mediterráneo, el flujo de inmigrantes rumbo a Italia se mantiene.
Este país aloja desde el inicio del año unos 80.000 inmigrantes, la mayoría provenientes de Eritrea y Siria (país devastado desde 2011 por la guerra). La mayoría de las personas que llegan por vía marítima a Europa son refugiados, que buscan protegerse de los conflictos bélicos y las persecuciones.
Los naufragios del mes de abril condujeron a los dirigentes de la Unión Europea a acelerar las operaciones de búsqueda y rescate.
Italia, que vio llegar a sus costas el año pasado a 170.000 migrantes, no logra hacer frente a esta situación.
El ministerio del Interior decidió repartir a los foráneos por regiones, lo que genera malestar, sobre todo entre los habitantes del norte de la península y de los barrios periféricos que se quejan de la falta de servicios para ellos y no están dispuestos a ayudar a extranjeros y refugiados.
Según datos entregados en junio, Lombardía, la región más próspera de Italia, aloja al 9% de los emigrantes, Véneto al 4%, Liguria al 2% y Sicilia, que está entre las más pobres, el 22%.