WASHINGTON/LA HABANA.- Comienzo de una nueva era: Estados Unidos y Cuba reanudarán este lunes sus relaciones diplomáticas con la reapertura de sus embajadas tras más de medio siglo, en una jornada histórica que pondrá fin simbólicamente a la Guerra Fría en el continente americano.
Más de 54 años pasaron desde que el 3 de enero de 1961, tras meses de tensiones desde el triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro en 1959, ambos países cerraran sus respectivas legaciones diplomáticas en ambas capitales.
Siguieron después décadas de hostilidades abiertas, alguna invasión frustrada y una rivalidad ideológica que llegó a poner al mundo incluso al borde de la guerra nuclear con la Crisis de los Misiles en 1962.
El enfrentamiento con la isla comunista llevó también al gigante capitalista a imponer un duro embargo comercial y económico a la isla, una de las medidas de la política exterior estadounidense más cuestionadas hoy en día. Otra fue el fallido asalto a Cuba por parte de exiliados anticastristas entrenados por la CIA, realizado en Bahía Cochinos en 1961.
El conflicto ideológico, que levantó un muro entre dos países cuyas costas están separadas por apenas unos 140 kilómetros (90 millas), fue también uno de los mayores lastres para las relaciones de Washington con América Latina en las últimas décadas.
El 20 de julio de 2015, como entonces el 3 de enero de 1961, pasará ahora a la historia como el comienzo de una nueva época.
Será "un histórico paso hacia adelante para normalizar las relaciones con el gobierno de Cuba y su pueblo, y para empezar un nuevo capítulo con nuestros vecinos en las Américas", dijo el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al fijar el pasado 1 de julio este lunes como la fecha para la reapertura de embajadas.
El primer paso se había dado ya el 17 de diciembre del año pasado, cuando ambos países hicieron el histórico anuncio de que reanudarían relaciones, tras negociar durante 18 meses en secreto.
A ello le siguieron unos seis meses de conversaciones y el inédito encuentro en abril en Panamá entre Obama y el presidente cubano, Raúl Castro. El acercamiento, sin embargo, no terminará el lunes. Ambas partes ya han señalado de antemano que la plena normalización de relaciones será un camino "largo y difícil".
"Nadie espera que Cuba se transforme de la noche a la mañana", indicó Obama, que considera que la apertura de embajadas permitirá "apoyar la democracia y los derechos humanos" en la isla.
Bajo la presidencia de Raúl Castro, la isla ha llevado a cabo una paulatina apertura económica en los últimos años y permite en tanto a sus ciudadanos salir libremente del país y trabajar por cuenta propia, entre otras flexibilizaciones. Organizaciones internacionales, sin embargo, siguen criticando al gobierno de La Habana por la restricción a las libertades civiles.
Para Obama, el acercamiento con Cuba es, junto al reciente acuerdo nuclear alcanzado con Irán, una de las grandes apuestas de su gobierno en política exterior. Para poder entrar definitivamente a los libros de historia con su "doctrina del diálogo" con rivales históricos, el mandatario debe vencer sin embargo aún la fuerte resistencia de los republicanos.
Raúl Castro, por su parte, reiteró la semana pasada que, para poder tener "relaciones normales", Washington debe levantar el embargo que impuso a Cuba en los años 60. El hermano menor de Fidel Castro exigió también la devolución de la base naval de Guantánamo, otro de los antiguos reclamos de Cuba.
"Cambiar todo lo que deba ser cambiado es asunto soberano y exclusivo de los cubanos", subrayó Castro ante el Parlamento de la isla para rechazar la "injerencia" de Washington. Su gobierno acusa Estados Unidos de inmiscuirse en asuntos internos por el apoyo que brinda a la proscrita oposición política dentro de la isla.
También hay resistencias internas en Estados Unidos. Congresistas republicanos como el cubano-estadounidense Marco Rubio, candidato presidencial, afirman estar dispuestos a bloquear el nombramiento de un embajador en La Habana.
Jeb Bush, otro candidato a la Casa Blanca en 2016, aseguró que si gana las elecciones, la misión diplomática en La Habana podría no durar mucho tiempo abierta.
De momento, Estados Unidos no ha nombrado embajador para la legación situada frente al famoso Malecón habanero. Ahí no ondeará el lunes la bandera de las barras y las estrellas, que se izará durante una próxima visita a Cuba -aún sin fecha- del secretario de Estado, John Kerry.
Jornada crucial
El simbolismo estará sobre todo en lo que ocurra la mañana del lunes en la legación de Cuba en Washington, donde se celebrará una ceremonia en la que izará la bandera el canciller Bruno Rodríguez.
El ministro de Exteriores cubano, el primero que visita oficialmente Estados Unidos desde 1959, se reunirá luego con Kerry.
Rodríguez liderará en Washington una nutrida delegación cubana de 28 personas, conformada entre otros por el cantautor Silvio Rodríguez, el escritor Miguel Barnet y el ex canciller Ricardo Alarcón.
Washington y La Habana retomarán oficialmente sus relaciones a las 0:01 de la medianoche del lunes. A esa hora, las Secciones de Intereses de uno y otro país, abiertas en 1977, pasarán a ser formalmente embajadas.
"No tenemos que ser prisioneros del pasado. Cuando algo no funciona (la vieja política de aislamiento hacia Cuba) podemos cambiarlo y lo cambiamos", defendió su política Obama, que cree que con el intercambio y la diplomacia será más fácil propiciar el cambio que no llegó con la mano dura.