En este momento, Humala sólo tiene un 15% de respaldo ciudadano.
AP
SANTIAGO.- Desde este martes, 365 días le quedan a Ollanta Humala en la Casa de Pizarro. Fue un 28 de julio de 2011 cuando iniciaba su mandato como Gobernante de Perú, no exento de polémica en un inicio. ¿La razón? Su hermano Alexis viajó a Rusia -previo a la investidura presidencial-, donde se habría hecho pasar por representante del Gobierno limeño para negociar diversos acuerdos, por lo cual es indagado por presunta usurpación de funciones.
En su primer discurso, el jefe de Estado declaró que en su administración se honraría "el espíritu, los principios y los valores de la Constitución de 1979 (antecesora de la Carta Magna de 1993)", anuncio que provocó abucheos por parte de los fujimoristas presentes.
Pese a esto, al comienzo su popularidad bordeaba el 60%, cifra muy diferente al 15% de respaldo que recibe en este momento. Pero esta fuerte caída responde a una serie de situaciones que han ido deteriorando la imagen del Mandatario y su Gobierno.
Propuestas inconclusas
"Una primera perspectiva vendría siendo el problema que él ha tenido respecto a su programa de Gobierno el cual tenía un contenido populista bastante importante con la realidad objetiva que le permite la economía de un país con un ingreso per cápita limitado", dice a Emol Fernando Wilson, profesor de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI).
El planteamiento responde a que muchas de las propuestas de Humala se vieron afectadas por falta de recursos. Por ejemplo, la creación de 50 nuevos hospitales -compromiso que confirmó que no podrá cumplir- o un servicio policial voluntario, proyecto de ley que fue rechazado por el pleno del Congreso en 2012.
Factor Martín Belaunde
La batalla contra la corrupción fue una de sus principales banderas de lucha durante el discurso que pronunció en 2011. Pese a ello, una de las situaciones que más ha afectado su imagen es la relación mantuvo con su ex asesor de prensa Martín Belaunde Lossio (2006), actualmente en la cárcel por la supuesta creación de una "empresa pantalla" para tapar las acciones ilícitas de "La Centralita", la red de corrupción más grande de ese país.
Al profesional también se le acusa haber hecho lobby con el Estado para favorecer a la empresa española Antalsis con millonarias licitaciones.
El rol de Nadine Heredia
La Primera Dama de Perú también se ha visto envuelta en escándalos ligados a la corrupción. La Fiscalía la investiga por presunto lavado de activos, tras recibir sospechosas transferencias bancarias desde Venezuela. Ello permitió conocer que la esposa de Humala había comprado, a través de una amiga, artículos de gran valor en Europa. También se indaga su relación con el caso de Belaunde.
Tal situación preocupa aún más debido al rol preponderante que tiene en las decisiones del Presidente peruano. "Nadine Heredia ha tenido una posesión de poder un poco competitiva respecto al propio Humala. Ha existido un fuerte cuestionamiento respecto al liderazgo real de Ollanta Humala en relación a su mujer", afirma Wilson.
Fragilidad partidaria
El complejo panorama que enfrenta el jefe de Estado también tiene que ver con que no cuenta con un respaldo partidario importante dentro del Congreso. Desde que asumió, 13 representantes de su bloque salieron de la bancada oficialista.
Para el experto de la UAI, esto se debe a "la extrema fragilidad del sistema de partidos. En términos estrictos, el sistema de partidos en Perú no existe (...) Eso hace que las popularidades sean tremendamente oscilantes, porque dependen de alguna forma como esos equilibrios y como esos grupos de poder funcionan entre sí".