FERGUSON.- La tensión creció en la ciudad estadounidense de Ferguson la noche del domingo cuando se produjo el saqueo de al menos una tienda tras conmemorarse el aniversario de la muerte de un joven negro desarmado a manos de un policía.
Al final de una jornada marcada por una marcha que reunió a unas 300 personas, un grupo que rondaba las 50 personas ingresó y desvalijó una tienda de productos de belleza en este suburbio de St. Louis (en el centro de Missouri).
No hubo información inmediata sobre ninguna detención.
Desde temprano, los manifestantes se reunireron en el lugar donde murió con 18 años Michael Brown por los disparos del policía Darren Wilson hace un año.
Al inicio de la concentración, los asistentes guardaron silencio durante cuatro minutos y medio para simbolizar las cuatro horas y media que el cuerpo de Brown estuvo en la calle hasta que se lo llevaron.
Su muerte desencadenó una oleada de protestas en todo el país y una investigación sobre los polémicos métodos empleados por la Policía, que en varios casos han provocado la muerte de negros desarmados.
Muchos de los presentes en la marcha llevaban camisetas en las que se podía leer "Elige el cambio", o pancartas que decían "Basta de matar a niños negros".
Tras los minutos de silencio, la multitud se dirigió en una marcha silenciosa a la iglesia de Saint Mark, que sirvió de refugio durante las protestas que siguieron a la muerte de Brown.
El padre de Brown, también llamado Michael, dijo estar agradecido por la nutrida concurrencia. "Si no fuera por ustedes esto terminaría barrido debajo de la alfombra. Así que sólo quiero expresarles a todos mi amor", dijo a la multitud.
En Nueva York, decenas de personas se reunieron en Union Square para celebrar una vigilia por Brown en solidaridad con los manifestantes en Ferguson y para convocar más marchas contra la violencia policial hacia las minorías.
Cerca de 100 personas se habían reunido previamente en Brooklyn, constató un fotógrafo, donde se produjeron varias detenciones.
Progresos lentos
Un año después, algunos líderes negros afirman que han sido testigos de cambios significativos en la actitud de los estadounidenses respecto de los temas raciales, pero que han visto pocas iniciativas de los legisladores para emprender reformas políticas.
Cornell William Brooks, presidente de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, en inglés), uno de los grupos de derechos civiles más antiguos del país, dijo el domingo a CBS que la mentalidad había cambiado mucho pero que las reformas para obligar a la Policía a rendir cuentas y a formar mejor a los agentes avanzaban a un ritmo "glacial".
Brooks instó a aprobar leyes contra la discriminación racial por parte de la policía y a impulsar reformas para que se instaure el uso de las cámaras de video portables, y se garantice la independencia de los fiscales y la renovación de los departamentos de policía de Estados Unidos.
Erica Snipes, la hija de Eric Garner, que murió tras ser detenido con una maniobra violenta por la policía de Nueva York, también hizo un llamado a la reforma.
"Este año ha sido tan difícil... Si no hay rendición de cuentas, no hay justicia. La policía sigue matándonos... Es una crisis que está ocurriendo ahora mismo", dijo en el mitin en Ferguson.
El presidente Barack Obama, por su parte, desestimó las críticas según las cuales habría hecho muy poco para superar los problemas raciales en su condición de primer presidente afroamericano de Estados Unidos.
"Sólo diré una cosa: que siento la necesidad urgente de hacer cuanto sea posible", dijo en una entrevista con la radio pública NPR, parte de la cual fue emitida este domingo.
El sábado cientos de personas se manifestaron también en Ferguson por las mismas avenidas en las que en noviembre se produjeron disturbios después de que un tribunal decidiera no procesar al policía blanco que disparó contra el muchacho.
Aunque la marcha fue pacífica, en el transcurso de la tarde los ánimos se caldearon y manifestantes saltaron las vallas de protección para desafiar a los agentes. Unas 200 personas gritaron frente a la sede de la Policía: "¡Esos policías asesinos tienen que irse!".