BANGKOK.- Varios monjes budistas celebraron una pequeña ceremonia la mañana del miércoles para la reapertura del céntrico santuario de Bangkok golpeado por un atentado con bomba el lunes, mientras la policía tailandesa busca a un sospechoso identificado en imágenes de videovigilancia.
A las 09:00, una decena de monjes budistas acudieron a orar en la apertura, rodeados de fieles -incluyendo turistas- arrodillados ante la estatua del dios hindú Brahma.
El lugar, frecuentado por numerosos fieles budistas, ha sido restaurado y solo las barandillas de hierro retorcidas recuerdan la reciente tragedia.
Todos los vidrios rotos, los fragmentos de cemento arrancados y los rastros de sangre fueron limpiados cuidadosamente. El cráter que dejó la bomba ha sido rellenado.
El ataque del lunes, sin precedentes en la capital tailandesa, cometido a una hora punta en una de las arterias más importantes del centro de la capital, dejó 20 muertos y más de 120 heridos.
Once extranjeros figuran entre las víctimas: chinos, singapurenses, un indonesio y varios miembros de una misma familia malasia.
Un pequeño artefacto estalló la tarde del martes en otro barrio de la ciudad, cerca del río, sin causar víctimas. La policía tailandesa estima que ambos ataques están relacionados.
"Es exactamente el mismo equipamiento empleado en la fabricación de la bomba", declaró el coronel Kamthorn Ouicharoen, de la policía de Bangkok.
La investigación permite afirmar a la policía que el sospechoso del atentado del santuario contó con cómplices.
"Estoy convencido de que el autor no actuó solo", declaró a su vez Somyot Poompanmuong, jefe de la policía nacional, y precisó que el sospechoso "puede que no sea extranjero, podría tratarse de un tailandés que se disfraza para engañar a la policía".
Un sospechoso fue identificado gracias a las imágenes de numerosas cámaras de vigilancia de la capital, y era buscado activamente.
La policía difundió imágenes que muestran a un joven con una camiseta amarilla y pantalón corto oscuro, de cabello castaño. Se le ve depositando debajo de un banco una mochila oscura que parece pesada, antes de abandonar el lugar.
Acostumbrada a largas crisis políticas, Tailandia ha vivido varios episodios de manifestaciones violentas y está confrontada a un conflicto localizado en el sur pero nunca ha sufrido un atentado con bomba de este tipo.