SEÚL.- Corea del Norte y Corea del Sur mantuvieron este domingo una segunda ronda de negociaciones de alto nivel para desactivar una grave crisis militar.
Seúl acusó en la jornada a su vecino del norte de haber duplicado el número de piezas de artillería en la frontera y de haber desplegado en torno a dos tercios de su flota de submarinos (unos 50 navíos) fuera de sus bases.
"El Norte tiene una actitud de dos caras en las negociaciones", dijo un vocero del ministerio de Defensa surcoreano, que advirtió que el despliegue de los submarinos "no tiene precedentes".
"Nos tomamos la situación muy en serio", añadió.
Las negociaciones, en la ciudad fronteriza de Panmunjon, se reanudaron tras un receso. Las dos partes habían conversado el sábado durante diez horas sin éxito, para "aplacar las diferencias", según un portavoz de la presidencia en Seúl, Min Kyung-Wook.
En Panmunjon fue donde se firmó el cese el fuego de la guerra de 1950-53.
Corea del Norte había amenazado el viernes a su vecino con una "guerra total" si no cesaba sus operaciones de propaganda en la frontera mediante altavoces.
Corea del Sur reanudó su guerra propagandística -una práctica que ambos países suspendieron en 2004- en represalia a un ataque con minas antipersona en la que dos de sus soldados que patrullaban en la zona desmilitarizada (DMZ) resultaron heridos a principios de agosto. Seúl acusa al Norte de haber colocado dichas minas.
La puesta en servicio de los altavoces en la frontera provocó la ira de Pyongyang, que niega su implicación en las explosiones. La escalada de tensión desembocó el jueves en un intercambio de disparos de artillería entre los dos enemigos.
Aviones estadounidenses y surcoreanos realizaron ejercicios de simulación de bombardeos, y miles de civiles surcoreanos se instalaron en refugios subterráneos por precaución.
Las negociaciones en Panmunjom están dirigidas por funcionarios de alto rango de ambos países, lo que refleja la gravedad de la situación. Los responsables son el consejero surcoreano de seguridad nacional, Kim Kwan-Jin, y su homólogo norcoreano, Hwang Pyong-So, un colaborador cercano del líder máximo norcoreano Kim Jong-Un.
El Secretario General de la ONU, el surcoreano Ban Ki-Moon, saludó la decisión de reanudar las negociaciones y llamó a ambos países a "redoblar" los esfuerzos para que "las discusiones abran el camino a una desescalada".