WASHINGTON.- El juez estadounidense Carlos Samour Jr. condenó este miércoles a 3.318 años de cárcel a James Holmes, culpable de matar a 12 personas en un cine de Aurora (Colorado) en 2012 y para el que a principios de agosto un jurado pidió la cadena perpetua.
Holmes, cuyo crimen causó también 70 heridos, escuchó de pie y con aparente calma la lectura de la sentencia formalizada por el magistrado, con la que el acusado es condenado a 12 cadenas perpetuas por cada una de las 12 personas asesinadas.
"Es la decisión de esta corte que el acusado nunca vuelva a poner un pie en la sociedad", destacó Samour Jr., después de formalizar la decisión del jurado.
"Si hay algún caso que merezca una pena máxima, es éste. El acusado no merece ningún tipo de simpatía", consideró el juez, que pidió a la seguridad del juzgado que escoltara fuera de la sala al acusado, vestido con el mono de trabajo anaranjado de presidiario.
Con la sesión de hoy miércoles, se pone fin a uno de los juicios más largos de la historia de Estados Unidos, ya que se tardó mucho tiempo en elegir a los 12 miembros del jurado encargados de decidir sobre la culpabilidad y la pena que debía recibir Holmes.
Hechos
Hace tres años, el condenado lanzó gas lacrimógeno en un cine de Aurora en el que se proyectaba la película de Batman "The Dark Knight Rises" y después tiroteó a los asistentes, lo que causó la muerte de 12 personas y heridas a otras 70.
El hombre, que entonces tenía 24 años, fue detenido a las afueras del lugar por la Policía, ante la que se identificó como el "Joker" ("Guasón"), uno de los enemigos de Batman en la historia de ficción.
Imitando lo que es un clásico en los cómics de Batman, Holmes convirtió su departamento en una trampa mortal para quien se atreviera a entrar con un entramado de cables, detonadores y material explosivo, que hizo que los artificieros tardarán más de 24 horas en desactivar ese montaje.
El pasado 16 de julio, Holmes fue declarado culpable de 165 cargos, 24 de ellos por asesinato en primer grado, después de 11 semanas de juicio, los argumentos de 250 testigos, la muestra de 1.500 fotografías y la proyección de 24 horas de vídeo.
La de hoy era la última oportunidad que el joven tenía para ofrecer su testimonio y defenderse de un tiroteo que reconoció haber perpetrado, pero del que prefirió declararse no culpable por la enfermedad mental que sufre.
El tiroteo dio pie a un debate sobre el control y venta de armas en el país e impulsó cambios legislativos en el estado de Colorado, que tras la matanza aprobó una de las legislaciones más restrictivas para supervisar los antecedentes de los compradores y restringir el número de balas de los cargadores.