Reuters
BRASILIA.- El gobierno de Brasil envió el lunes al Congreso un proyecto de presupuesto que considera un déficit primario por primera vez en la historia e instó a los legisladores a ayudar a solucionar la crisis fiscal que amenaza la calificación de grado de inversión del país.
La presidenta Dilma Rousseff propuso un proyecto de presupuesto para el 2016 que estima un déficit presupuestario primario para el sector público no financiero de un 0,34 por ciento del Producto Interno Bruto.
Previamente en el año el gobierno, que siempre había propuesto superávit presupuestarios, había estimado un saldo positivo equivalente al 0,7 por ciento del PIB para el 2016.
La expectativa de un déficit destaca la necesidad de Rousseff de encontrar nuevas fuentes de ingresos en momentos en que se enfrenta a la resistencia del Congreso a impopulares medidas de austeridad.
El ministro de Planificación, Nelson Barbosa, dijo que el Gobierno trabajará estrechamente con el Congreso para reformar el gasto y revertir el déficit.
"Estamos abiertos a un diálogo para borrar el déficit primario temporal", dijo Barbosa en una conferencia de prensa. "Lo que es importante ahora es tener un presupuesto realista".
El gobierno ajustó su proyección después que legisladores y líderes empresariales se opusieron a la propuesta de Rousseff de restablecer un impuesto sobre las transacciones financieras para recaudar ingresos extras el próximo año.
El balance presupuestario primario, que muestra cuántos ingresos están disponibles para cumplir con el pago de intereses de la deuda, es seguido de cerca por los mercados y las agencias calificadoras de riesgo en Wall Street como una medida de la capacidad de pago del país.
Las agencias han advertido de que podrían bajar aún más la nota crediticia soberana de Brasil, una decisión que reduce la confianza de los inversores y aumenta los costos del endeudamiento.
"Aparentemente el Gobierno está tirando la toalla y ahora está imponiendo al Congreso la tarea de identificar fuentes de ingresos adicionales", dijo Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs, en una nota a clientes.
El real se debilitó casi un 3 por ciento frente al dólar más temprano el lunes ante temores a una baja de la calificación crediticia antes de recortar pérdidas para caer poco más del 1 por ciento en la sesión.