Abdulá Kurdi llegó a la ciudad fronteriza turca de Suruç con los féretros de Aylan
(el niño de la simbólica foto), de su hermano de cinco años y de su esposa, quienes se ahogaron cuando intentaban llegar a Grecia desde Turquía. Después cruzó la frontera para entrar en la localidad siria de Kobane (norte).
Un convoy acompañó al padre, quien estaba visiblemente destrozado, desde la ciudad balnearia de Bodrum (sudoeste de Turquía), donde se produjo el drama, hasta la frontera siria.
Mientras que la ciudad seguía con los preparativos para enterrarlos "como mártires de Kobane porque pagaron con sus vidas para huir de la guerra", informaron las autoridades locales.
El padre de Aylan contó el jueves cómo murieron sus hijos de tres y cinco años y su esposa, junto con otros nueve refugiados sirios, al naufragar la embarcación en plena noche cuando intentaban llegar a la isla griega de Kos, puerta de entrada en la Unión Europea (UE).
El cuerpo de Aylan fue hallado por un rescatista el miércoles por la mañana en una playa de Bodrum con la cara contra la arena.
Después del naufragio que afectó a la familia Kurdi, la policía turca detuvo a cuatro presuntos traficantes de personas, todos ellos de nacionalidad siria.