TRÍPOLI.- El tribunal libio que juzga por un presunto delito de asesinato a Saadi Gadafi, uno de los hijos del derrocado dictador Muamar Gadafi, decidió postergar el proceso hasta el primero de noviembre.
Osman Al Qaqla, director de la prisión en la que se encuentra el acusado desde que el año pasado fuera extraditado por Níger, explicó que la causa se abrió brevemente esta madrugada en presencia de él, su abogado, la fiscalía y el jurado.
"Tras revisarse el caso, la defensa solicitó un aplazamiento que ha sido concedido. La nueva vista fue fijada para el primero de noviembre", precisó.
Saadi, conocido como el hijo deportista de Gadafi, está acusado de la muerte de un jugador de la selección nacional cuando presidía la Federación Libia de Fútbol.
Tras el alzamiento que condujo a la caída de su padre en 2011, huyó a Níger, donde estuvo refugiado hasta que fue entregado a las autoridades de Trípoli en 2014.
El pasado mes de agosto, la polémica sobre su enjuiciamiento aumentó tras publicarse en la prensa varios videos en los que presuntamente era torturado en la prisión de Hadba durante un interrogatorio.
El hombre, que estuvo durante un tiempo entrenando con el primer equipo de la Juventus de Turín, siempre se declaró inocente del asesinato del futbolista y entrenador Bashir Riani, y de otros delitos que se le imputan.
En julio, otro de los hijos de Gadafi, Saif al Islam, fue condenado a muerte en ausencia por crímenes cometidos durante la dictadura de su padre y durante la represión del alzamiento popular de 2011. Él está en poder de las milicias de Zintan, uno de los muchos grupos armados que actúan en el país sin control de una autoridad central.
Grupos de defensa de los derechos humanos advirtieron las graves violaciones que se cometen en algunos de los procesos a antiguos responsables del régimen caído.
Libia es víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 fuerzas rebeldes apoyadas militarmente por la comunidad internacional lograran derrocar el régimen tiránico de Gadafi.
Desde entonces el país está dividido, con un Gobierno rebelde en Trípoli y otro internacionalmente reconocido en Tobruk, que luchan por el control de los recursos naturales apoyados por miembros del antiguo régimen gadafista, islamistas, líderes tribales y señores de la guerra.
El enfrentamiento es aprovechado por diferentes grupos yihadistas, que en los últimos meses han ganado terreno, poder e influencia y extendieron la inestabilidad y la inseguridad por todo el norte de África.