Padre y supuesto amigo del vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, serían parte de los investigados.
Ignacio Izquierdo, El MercurioWASHINGTON.- Un grupo de funcionarios de alto cargo en el Gobierno boliviano se encontraría siendo investigado por autoridades estadounidenses, por haber cometido el delito de narcotráfico.
Así lo estableció un informante de la Agencia Antidrogas (DEA) en un documento judicial. En él se ven involucrados Walter Álvarez Agramonte, piloto del avión oficial del presidente, y Faustino Giménez, funcionario del ejecutivo en el área de minería y supuesto "amigo" del vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera. También es mencionado Raúl García, padre de García Linera, fallecido en 2011.
La información sobre esta "operación en curso" la desveló Carlos Toro, informante para la DEA entre 1986 y 2015, quien habría participado en la investigación del supuesto "caso Bolivia".
Esta alusión aparece en varias ocasiones en la demanda, en la que la fuente de la DEA destaca que tres de las personas que supuestamente ayudó a descubrir -Agramonte, Giménez y García- son "objetivo del caso Bolivia" investigado por la oficina de la Agencia Antidrogas en Asunción, la capital paraguaya.
El informante habría jugado un papel "esencial" en la supuesta investigación de la DEA sobre el círculo cercano de Morales, así como en el procesamiento del capo del Cartel de Medellín Carlos Lehder y del exdictador panameño Manuel Antonio Noriega, condenado por ayudar a este cartel a introducir droga en EE.UU.
Ésta no es la primera vez que las acusaciones de narcotráfico alcanzan a altos cargos de la esfera política de Bolivia. En 2011 un alto jefe policial boliviano, el general René Sanabria, que fue director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico, fue condenado en EE.UU. a 14 años de prisión por conspirar para trasladar cocaína a ese país.
Otro excomandante nacional de la Policía, el general Oscar Nina, se enfrenta desde marzo en Bolivia a un proceso por enriquecimiento ilícito, blanqueo de capitales y vínculos con el narcotraficante mexicano Joaquín "El Chapo" Guzmán, quien en julio pasado se fugó de una cárcel de su país.
Desde la expulsión mutua de embajadores entre Bolivia y EE.UU en 2008, las relaciones entre ambas naciones se conducen a nivel de los encargados de negocios.
Esta semana, la Casa Blanca emitió un informe en el que acusaba a Bolivia, junto a Venezuela o Birmania, de no haber cumplido en los últimos doce meses con su compromiso de lucha contra el tráfico y producción de drogas, un comportamiento por el que EE.UU. -mayor consumidor de estupefacientes del mundo- se siente damnificado.
En respuesta a estas acusaciones, Morales afirmó que la lucha antidroga de EE.UU. es un "rotundo fracaso en el mundo" y defendió que una parte de la producción en Bolivia de la hoja de coca está destinada al consumo tradicional.