LA MECA.- Centenares de miles de musulmanes de todo el mundo se dirigían este martes a La Meca, en Arabia Saudí, desde la ciudad cercana de Mina, para celebrar el hach, una de las peregrinaciones más multitudinarias del mundo.
Se espera que casi dos millones de personas participen en el hach, que este año estuvo marcado por el accidente a principios de mes de una grúa que mató a 109 personas al caer encima de los fieles.
"Es un regalo de Dios que nos ha elegido para venir aquí", explicó Walaa Ali, un egipcio de 35 años con lágrimas en los ojos.
Junto a él, hombres y mujeres estaban sentados escuchando a los predicadores, que cuentan la historia y los rituales que hay que cumplir durante el hach.
El primer día de la peregrinación se conoce como el día de Tarwiah, en el que los peregrinos solían dar de beber a sus animales y almacenaban el agua para dirigirse hacia el Monte Arafat, a unos 10 kilómetros de Mina. Actualmente los peregrinos pasan este primer día rezando y recitando el Corán.
La peregrinación culmina luego con el llamado día de Arafat.
Durante el hach los peregrinos tienen que respetar el ihram, un estado de pureza durante el que no pueden llevar perfume, cortarse las uñas o afeitarse.
Además los hombres tiene que vestirse con una túnica blanca que simboliza la resurrección y la unidad de todos los peregrinos, sin distinción de estatus social o nacionalidad.
Las mujeres tienen que llevar vestidos anchos que cubran todo su cuerpo excepto la cara y las manos.
La tradición se remonta a los tiempos del profeta Mahoma, hace unos 1.400 años, y es uno de los llamados cinco pilares del islam, los preceptos que los musulmanes deben cumplir a lo largo de su vida.
Grandes medidas de seguridad
Tras varios accidentes graves, como estampidas o incendios que habían dejado centenares de muertos, las peregrinaciones de los últimos años se habían celebrado sin incidencias.
Pero el pasado 11 de septiembre una enorme grúa de las obras cercanas a la Gran Mezquita de La Meca se cayó a causa del viento y mató a 109 personas, entre ellas saudíes, nigerianos, malasios, indonesios e indios.
El accidente puso en evidencia los riesgos de la enorme expansión del principal lugar santo del islam, que está en continua expansión y ha sido apodado el Manhattan saudí.
Arabia Saudí ha desplegado como cada año un enorme dispositivo de seguridad para prevenir entre otros incidentes posibles ataques yihadistas. Las autoridades temen posibles ataques del Estado Islámico, que en los últimos meses ha llevado a cabo atentados contra varias mezquitas del país.
"Hemos tomado medidas para evitar actos de sabotaje de grupos terroristas durante la temporada de hach", dijo el general Mansur al-Turki, portavoz del ministerio del Interior, y anunció el despliegue de cerca de 100.000 policías.
Desde el pasado mes de marzo, Arabia Saudí lidera la coalición internacional en apoyo a las fuerzas leales al presidente en el exilio de Yemen, con bombardeos contra los rebeldes, apoyados por Irán.
Las autoridades también han tomado medidas para evitar nuevos casos entre los peregrinos del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS por sus siglas en inglés), que ha dejado más de 500 muertos desde 2012.