EFE
WASHINGTON.- Un presupuesto aproximado de 4,5 millones de dólares es lo que la ciudad de Washington DC habría destinado a financiar los gastos que ocasionó la visita del Papa Francisco. La mayor cantidad de estos recursos fueron destinados a extremas medidas de seguridad, sin precedentes en ceremonias de alta convocatoria como el juramento presidencial.
Por eso, quienes querían ver al Papa y no tenían alguno de los tickets que se repartieron para las diversas ceremonias, debieron cruzar un control de seguridad extremo, que incluía perros que olfateaban cámaras, micrófonos y equipos de prensa, o la revisión profunda de cada uno de los bolsos de los asistentes. Desde las 4:00 del martes, el centro de la ciudad quedó cercado por guardias y a esa hora ya llegaban los primeros fieles que no pudieron salir del perímetro hasta el final de la ceremonia.
Los habitantes de Washington también se encontraron con advertencias de no entrar a la ciudad, no enviar los niños al colegio y la recomendación a los funcionarios del gobierno de trabajar desde sus casas durante la visita papal. Todo para huir del caos que la visita del líder de la iglesia católica ocasionaría en la ciudad.
Pero a pesar de todo, la paranoia de la seguridad extrema, el presagio de mega atochamientos de tráfico, los vendedores de chapitas, poleras, banderas de el Vaticano, e incluso la aparición de platos de comidas y tragos inspirados en su figura en el menú de restaurantes locales, la llegada del Papa a la capital de Estados Unidos se convirtió en una muestra de la consecuencia del Pontífice.
Muy lejos de este ambiente casi propio de una figura de Hollywood, él se sube a un humilde Fiat negro -como señal de austeridad- en lugar de la tradicional limusina que se ofrece a dignatarios de visita en la ciudad. También se preocupa de que en cada actividad se recicle la basura y se reparten bolsas entre los asistentes y se disponen cajas para separar la basura, cuidando el medio ambiente tal como reza su encíclica "Laudato si".
Camina saludando a la gente que está cerca, se expresa mayoritariamente en español porque reconoce que el inglés le cuesta mucho y pide a los obispos católicos que se aseguren de que no existan nuevos abusos de los pudieran ser acusados.
Ahora se espera que se dirija al Congreso en el Capitolio, rompiendo otro molde ya que nunca un Papa ha vivido esta experiencia. Un desafío político en el que seguramente abordará el tema de los inmigrantes, tan de moda por estos días. Similar tarea tendrá en Naciones Unidas, en Nueva York, donde también podrá explicar su encíclica medioambientalista a representantes de naciones de todo el mundo.
Cerrará su paso por Estados Unidos en el encuentro mundial de la familia de Filadelfia, donde junto a líderes de otras iglesias, abogará por la preservación del matrimonio y el modelo de familia tradicional, justo cuando en Estados Unidos se declaró como derecho la opción de las uniones homosexuales.
A pesar de estar en "modo América", el Papa parece no sintonizar del todo con esta forma de hacer las cosas. Por el contrario, prefiere seguir siendo el sacerdote argentino que ha llegado a ser autoridad para reformular la Iglesia Católica de este tiempo, y a juzgar por el gran interés de los medios de prensa en Estados Unidos, ha convencido a todo el país de que lo logrará.
Las expectativas son altas, entre el público que hoy le pedía apoyo para uniones homosexuales e incluso la ordenación mujeres en el oficio de sacerdotes. Claramente Francisco ya se ganó el apoyo de los norteamericanos y su estilo se impuso por sobre la "American Way".
