MINA.- Cientos de miles de musulmanes terminan este sábado la peregrinación anual a La Meca o hach, enlutada por la estampida más mortal en 25 años que le valió a Arabia Saudita una lluvia de críticas.
Desde primeras horas de la mañana, grupos de hombres y mujeres se relevaban en Mina, cerca de La Meca, para cumplir con el último ritual, el lanzamiento de piedras a tres estelas que simbolizan el diablo según la tradición musulmana.
Las fuerzas de seguridad dirigían a la multitud. En ese mismo lugar, una estampida provocó el jueves, según las autoridades saudíes, 717 muertos y 863 heridos, en la peor tragedia durante el hach desde 1990.
Tres días después del drama, las autoridades saudíes no habían divulgado una lista de víctimas por nacionalidades, ni publicado los resultados de su investigación.
El comandante de las fuerzas de seguridad encargado del hach, el general Abdel Aziz al Suly, informó de la apertura de una investigación que "llevará su tiempo". Citado por la prensa local, añadió que "se someterá un informe detallado y completo al servidor de las dos mezquitas santas", el rey Salmán bin Abdelaziz. No precisó cuándo.
Irán, que anunció la muerte de 136 de sus ciudadanos en la estampida, cuestionó a Arabia Saudita, su rival en la región, y reclamó participar en la investigación.
El vicepresidente primero iraní, Es Hagh Jahanguiri, estimó que "países como Irán, que han sufrido mucho, deben contar con representantes en la investigación". "No cabe duda de la mala gestión y falta de experiencia de los responsables" del hach, añadió.
Fuera de control
Pero el gran muftí de Arabia Saudita, jeque Abdel Aziz al Sheij, replicó que la estampida estaba fuera de control humano.
"Usted no es responsable de lo ocurrido (...) No se le puede echar la culpa. La suerte y el destino son inevitables", dijo el viernes por la noche refiriéndose al príncipe heredero y ministro del Interior, Mohamed Ben Nayef, que también preside la comisión del hach.
Varios peregrinos atribuyen la avalancha humana al cierre de una carretera cerca del lugar de la lapidación y a la mala gestión del flujo de fieles por parte de las fuerzas de seguridad.
En Turquía, un dirigente del partido islamista conservador, en el poder, denunció "las negligencias" de los saudíes y propuso que su país organice el hach porque "los lugares santos del islam pertenecen a todos los musulmanes".
Pero Abdalá al Sheij, presidente del Majlis al Shura, o consejo consultivo formado por miembros designados por el gobierno saudí, respondió que los peregrinos deben respetar "las reglas y las disposiciones dictadas por las fuerzas de seguridad". "De este modo preservarán sus vidas, su seguridad y facilitarán el desarrollo de los rituales", añadió en una declaración publicada por la agencia oficial Spa.
"Espero que los organizadores sacarán conclusiones para el hach del próximo año", declaró Abdelmahmud Ibrahim, de 52 años, mientras se disponía a efectuar el ritual de la lapidación.
Este ritual, iniciado el jueves, en el primer día del Eid al Adha (Fiesta del sacrificio), está previsto que dure tres días, pero los fieles pueden concluirlo en dos.
Después de la lapidación, los peregrinos dan vueltas alrededor de la Kaaba, una construcción en forma de cubo en el centro de la Gran Mezquita hacia la que se orientan los musulmanes para rezar cinco veces al día. Luego se van de La Meca.
El hach es uno de los cinco pilares del islam que los fieles deben cumplir al menos una vez en la vida si disponen de medios para hacerlo. Casi dos millones de fieles, de los cuales 1,4 millones extranjeros, han realizado este año la peregrinación.