BEIRUT.- El grupo terrorista Estado Islámico (EI) asesinó a 3.221 personas en Siria desde que proclamara un califato en este país e Irak a finales de junio de 2014, según el recuento difundido el martes por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
De esas víctimas, al menos 1.879 eran civiles, de los que 76 eran menores de edad y 99 mujeres.
En su mayoría murieron por disparos de sus verdugos, decapitados, lapidados, quemados vivos o arrojados desde lo alto de edificios.
Los yihadistas también ejecutaron extrajudicialmente a 241 milicianos kurdosirios, miembros de su rival el Frente al Nusra -filial siria de Al Qaeda- y combatientes de otras facciones armadas.
Además, los extremistas del EI asesinaron a 907 oficiales, soldados y milicianos de las fuerzas gubernamentales sirias, que capturaron.
Al total de fallecidos se sumaron dos desertores del régimen que no estaban adscritos a ningún grupo rebelde y siete personas acusadas de colaborar con el régimen y entre las que figura un menor que delató ante el EI a los otros seis por presuntamente trabajar para el Ejército de Defensa Nacional -milicia progubernamental.
Los radicales asesinaron también a 185 miembros del EI sospechosos de "espiar para otros Estados y trabajar para la coalición cruzada", en alusión a la alianza internacional liderada por EEUU contra la organización.
La mayoría de ellos murieron después de que fueran capturados por otros integrantes del EI cuando intentaban regresar a sus países de origen.
Este grupo declaró un califato en el territorio sirio y el iraquí el 29 de junio del año pasado, y ha tomado amplias partes del norte y el centro de ambos Estados.
Tan solo en el último mes, ha ejecutado extrajudicialmente a 65 personas en Siria, de las que 38 eran civiles, según el Observatorio.
Algunos de los cargos que imputó a sus víctimas en el último mes eran pertenecer a las fuerzas del régimen, contrabando de tabaco, adulterio, brujería, sodomía o luchar contra el EI.
Esta organización radical suní aplica duros castigos a quienes contravienen sus normas para sembrar el terror entre la población y como propaganda ante la comunidad internacional.