LUXEMBURGO.- Los ministros europeos de Interior se comprometieron este jueves a acelerar los procesos de repatriación de inmigrantes irregulares sin derecho a recibir asilo, y a reforzar las fronteras exteriores de la Unión Europea (UE) para asegurar la supervivencia del espacio sin fronteras interiores de Schengen.
"Hay que proteger a los que necesitan protección internacional, pero los que no tienen ese derecho deben volver a su país", afirmó el ministro de Inmigración y Asilo de Luxemburgo, Jean Asselborn, cuyo país ocupa la presidencia de turno del Consejo de la UE.
"El futuro del espacio Schengen depende del control de las fronteras exteriores. Si no logramos hacer más eficaz el control en las fronteras exteriores, el riesgo de que el sistema Schengen no vaya a sobrevivir es enorme", añadió.
Los Veintiocho estuvieron de acuerdo en que hay que hacer más efectiva la llamada "política de retorno" y utilizar si fuera necesario las detenciones "como medida de último recurso", al tiempo que abogaron por vincular la ayuda al desarrollo y la política de visados con las repatriaciones.
Defienden en concreto introducir el principio "más por más" y buscar un "equilibrio entre incentivos y presión" para motivar la cooperación de los países de origen y tránsito y asegurarse de que aceptan la devolución de inmigrantes irregulares, según el documento de conclusiones del encuentro.
La Comisión Europea (CE) había alertado de que, de todas las repatriaciones de inmigrantes irregulares ordenadas en la UE cada año, solo se llevan a la práctica un porcentaje inferior al 40 %.
"La política de retorno es absolutamente imprescindible para que pueda funcionar el sistema de asilo", señaló por su parte el secretario de Estado español de Seguridad, Francisco Martínez, quien anunció además que España ha ofrecido acoger "de forma inmediata" a los primeros 50 refugiados procedentes de los centros de recepción de Italia.
El reparto de refugiados entre Estados miembros fue la respuesta más inmediata de la UE a la crisis de refugiados, pero Asselborn reconoció que algunos Estados miembros pusieron como condición para aceptar este mecanismo el refuerzo de las fronteras exteriores y la mejora de la aplicación de la política de repatriaciones.
En materia de refuerzo de las fronteras exteriores, la presidencia luxemburguesa aseguró que la idea cuenta con el apoyo de la mayoría parte de las delegaciones.
Francia fue el país que más claramente se pronunció en este sentido.
El titular francés de Interior, Bernard Cazeneuve, recalcó que para su país es una "prioridad absoluta" que se cree un dispositivo de guardias fronterizos para mejorar los controles.
El ministro presentó a sus homólogos europeos un plan en dos fases para avanzar hacia la creación de una verdadera guardia costera bajo mandato de Frontex que pueda intervenir en casos de crisis como la actual cuando un país sea incapaz de hacer frente a la presión por la llegada masiva de refugiados o de inmigrantes.
El comisario europeo de Migración e Interior, Dimitris Avramopoulos, explicó que los ministros tuvieron un debate muy interesante precisamente acerca de si la gestión de fronteras exteriores debe ser una cuestión nacional o una responsabilidad compartida a escala europea.
Aseguró que lo tendrá en cuanta de cara a la presentación de una medida al respecto a finales de año.
