SAO PAULO.- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, acusó el martes a sus opositores de intentar instigar un golpe de Estado al buscar interrumpir su mandato y de propagar el odio por el país.
Rousseff señaló que la oposición brasileña tiene una actitud "abiertamente golpista" y advirtió que no va a ceder ante las presiones de sus opositores.
"La artificialidad de los argumentos (de la oposición) es absoluta y la voluntad de producir un golpe contra el funcionamiento regular de las leyes e instituciones es explícita", subrayó durante un acto sindical en Sao Paulo.
Para la jefa de Estado, la oposición, que defiende la apertura de un juicio político con miras a la destitución de la mandataria, "está jugando sin pudor".
Además, expresó que su gobierno ha utilizado "todas y cada una de las herramientas disponibles" para luchar contra la actual recesión del país.
"Ellos están propagando el odio y la intolerancia", dijo a la audiencia, refiriéndose a la oposición.
La Constitución brasileña prevé la posibilidad de destituir a un jefe de Estado, pero para iniciar el juicio exige razones jurídicas que, en la opinión del Gobierno, no existen en el caso de Rousseff.