BRASILIA.- El presidente de la Cámara de diputados de Brasil Eduardo Cunha, dueño de la llave que puede abrir un juicio político contra la mandataria Dilma Rousseff, habría ocultado 15,5 millones de dólares al fisco, reveló este viernes la fiscalía como parte de la investigación sobre el fraude a Petrobras.
La revelación de la procuraduría brasileña es el último eslabón de la larga cadena de hallazgos directa o indirectamente ligados la estafa político-empresarial que drenó más de 2.000 millones de dólares de la petrolera estatal.
Cunha fue acusado en agosto por la fiscalía de cobrar al menos 5 millones de dólares para facilitar un multimillonario negocio de barcos sonda de Petrobras, y como una derivación de esa investigación las autoridades llegaron a Suiza, donde fueron detectadas cuentas bancarias de su propiedad y de su esposa.
"Hay indicios suficientes de que las cuentas en el exterior no fueron declaradas y, al menos en relación a Eduardo Cunha, son producto de delitos", dijo la fiscalía en un comunicado.
Las autoridades trabajan para determinar el origen de ese dinero, y si está vinculado a los desvíos en Petrobras, pero adelantaron que habían detectado incongruencias en su declaración de bienes.
"Su patrimonio estimado en la época de la apertura de la cuenta [no detallada la fecha] era de aproximadamente 16 millones de dólares (...) actualmente, el patrimonio declarado por él es de 1,6 millones de reales", unos 421.000 dólares, señaló el texto.
Incluso sin contabilizar ese dinero, la procuradoría informó que Cunha tuvo "una evolución patrimonial de 214% entre los años 2002 y 2014".
Todos los fondos fueron bloqueados.
Cunha, que ha desconocido la existencia de esas cuentas, condenó en un comunicado que "fueron divulgados datos que deberían en tesis estar protegidos por sigilo" y reiteró ser blanco de una "persecución" del fiscal general Rodrigo Janot.
Dijo además que sus abogados analizarán y darán respuesta a la acusación una vez analicen los documentos.
El incisivo legislador es una figura central en la turbulenta agenda política de este Brasil en crisis y le produjo dolorosas derrotas al gobierno en el Congreso.
Y esta semana el país quedó en vilo esperando que Cunha decidiera si aceptaba un pedido de juicio político contra Rousseff, que finalmente postergó para la semana próxima.
Su estilo de jugar al límite le generó no pocos adversarios. Un grupo de diputados lo denunció ante la comisión de ética de la cámara por mentir acerca de sus cuentas en el extranjero, un proceso que podría terminar su mandato y dejarlo sin la protección de fueros.
Ahora, al igual que Rousseff, Cunha debe luchar para sobrevivir mientras está rodeado de acusaciones que lo vinculan con la confabulación que unió a parte de la elite empresaria con partidos políticos para estafar a Petrobras usando un sistema de cartel y sobornos.