KUALA LUMPUR.- Los incendios que asolan Indonesia amenazan a la fauna y flora de la isla de Borneo, una de las regiones más ricas en biodiversidad del planeta y en la que habitan orangutanes, rinocerontes de Sumatra y elefantes asiáticos.
El peligro se cierne también sobre al menos 380 especies de aves y más de 10.000 plantas diferentes, incluida la singular Rafflesia, un parásito vegetal que produce la flor más grande del mundo (hasta un metro de diámetro).
"La magnitud del desastre que están causando los incendios es incalculable", declaró Pauline Laurensia Ela, directora de comunicación de la Fundación para la Supervivencia del Orangután (BOS, en sus siglas en inglés).
BOS, que lleva a cabo programas de protección para orangutanes en Borneo desde 1991, se encuentra "absolutamente desbordada" por el efecto del fuego sobre la población de esos simios, considerados por los científicos como los más inteligentes del planeta, precisó la portavoz.
Los responsables de los incendios, que prendieron el pasado junio y continúan arrasando el suroeste de Borneo -isla que se reparten Indonesia, el sultanato de Brunei y los estados malasios de Sabah y Sarawak, y cuyas selvas tropicales rivalizan en biodiversidad con el Amazonas- son presuntamente las compañías de aceite de palma y derivados de la celulosa y el papel.
El objetivo de esas empresas al propiciar los focos de fuego es ganar terreno a la jungla para utilizarlo para plantaciones.
A esa supuesta actividad criminal se suman las labores tradicionales de limpieza agrícola.
En la reserva natural de Mawas, en la provincia indonesia de Kalimantan Central, en Borneo, donde trabaja BOS, conviven en estado de libertad unos 3.000 orangutanes en una superficie total de algo más de 300.000 hectáreas.
"Sólo aquí se habrían calcinado hasta el momento más de 15.000 hectáreas. El fuego es casi imposible de extinguir debido a que no se produce en la superficie si no en las turberas del subsuelo" explica Laurensia.
La ecologista relata "la extrema dificultad para sobrevivir de los orangutanes más jóvenes debido a las infecciones respiratorias y la necesidad de suministrarles oxígeno, tratamiento médico e hidratación permanente".
"Somos muchas las ONG trabajando en colaboración con el Gobierno indonesio para intentar sofocar los incendios, pero la magnitud de los fuegos requiere más esfuerzos para controlarlos", concluye Laurensia.
El Instituto Tecnológico de California, dependiente de la NASA, divulgó este octubre una imagen de Borneo captada por satélite que mostraba toda la isla cubierta por una gran nube de humo de una superficie de más de 450 kilómetros de ancho y que se desplazaba en dirección a Singapur y la parte peninsular de Malasia.
Esta densa capa de humo proveniente de los incendios está afectando a otras especies animales más allá de Borneo, como las aves que pasan por Malasia en su recorrido migratorio desde sus lugares de cría en el norte de Asia hacia lugares más cálidos.
"Estamos preocupados por los efectos del humo en las personas, pero las consecuencias para muchos animales, en especial para las aves migratorias, son mucho peores", dijo en rueda de prensa Vicent Chow, presidente de la Asociación Malasia de Naturaleza.
Las aves "están teniendo dificultades para vislumbrar las estrellas y guiarse desde Asia Oriental hasta el Sudeste Asiático en su recorrido por la costa oriental de la península de Malaca", advirtió Chow.
Unos 50 millones de aves de más de 500 especies diferentes utilizan este corredor migratorio, según los científicos.
Indonesia, quien recibe ayuda en las tareas de extinción por más de media decena de países, entre ellos Estados Unidos, China y Rusia, considera declarar el estado de emergencia nacional por los incendios, algo que no sucede desde el 2004 cuando un poderoso tsunami arrasó la costa oeste del país.
La Marina indonesia ha movilizado una frota de barcos de guerra que se encuentran a la espera de la orden para evacuar a miles de personas afectadas por el humo.
Según estimaciones oficiales, más de 28 millones de indonesios se están viendo afectados por los incendios y la enorme nube de humo y se han reportado más de 140.000 personas con problemas respiratorios.
Los expertos consideran improbable que se controle la situación antes de los primeros meses de 2016, dadas las condiciones de extrema sequedad que se dan en la zona por el fenómeno meteorológico de El Niño.