BRASILIA.-El gobernante Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil defendió hoy con firmeza al ex Presidente Luiz Inacio Lula da Silva, que está cercado de acusaciones que lo afectan a él y a uno de sus hijos, y denunció una "intensa ofensiva conservadora" para derrocar al gobierno de Dilma Rousseff.
"Los ataques al ex presidente Lula forman parte de la escalada contra las conquistas de nuestro pueblo y deben ser rechazados con el máximo vigor. El combate a estas incursiones de odio, intolerancia y mentira (...) es un componente esencial de la resistencia al golpismo y al retroceso", indicó el partido de izquierda.
Las afirmaciones forman parte de un documento divulgado por el Directorio Nacional del partido, que se reunió hoy en Brasilia.Al hablar de "ataques" al ex mandatario, que gobernó el país entre 2003 y 2010, el partido se refiere a las investigaciones sobre un presunto tráfico de influencia internacional en el que habría incurrido Lula.
También alude a las sospechas que pesan sobre uno de los hijos del ex mandatario, denunciado por su presunta participación en una red de pago de sobornos para conseguir que se redujeran deudas de empresas con el fisco y que se aprobaran, durante el gobierno de Lula, leyes que beneficiaron al sector automotriz.
Según el PT, las acciones contra su fundador y su hijo son promovidas por grupos "subordinados al antipetismo" que actúan con el objetivo de "extinguir" al partido y "difamar al mayor líder popular de la historia brasileña.
"Los ataques al ex presidente Lula forman parte de la escalada contra conquistas de nuestro pueblo y deben ser rechazadas con el mayor vigor".
Asimismo, la dirección del PT denunció la acción de las "fuerzas más reaccionarias", que "se empeñan en sabotear e intentar derrotar al gobierno (...) a través de prácticas golpistas".
En opinión de la fuerza política, la "escalada de la derecha" representa "el deseo de retomar las riendas del Estado para implementar (...) un programa que vuelva a alinear el país con los fundamentos neoliberales, anulando conquistas sociales que marcaron el proceso brasileño desde 2003", cuando Lula asumió su primer gobierno.
"El gobierno liderado por la compañera Dilma es el parapeto que debe ser removido para que sea consumada la política sostenida por los sectores más retrógrados", acusó la agrupación.
"Denunciamos la campaña de persecución política contra la izquierda, el PT y los líderes populares", indica el documento.Dicha campaña, añade, busca "eliminar de la escena política brasileña y latinoamericana las voces que defienden la igualdad, la libertad y la superación del neoliberalismo".
Asimismo, el partido acusa al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, de "coquetear" con la destitución de Rousseff, que es defendida por la oposición.
Cunha pertenece al principal aliado del gobierno, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), pero es un enemigo del Ejecutivo. Como jefe de Diputados, tiene la potestad de acoger o archivar pedidos de apertura de juicio político contra la presidenta.
El PT también reivindica "cambios en la política económica", comandada por el ministro Joaquim Levy, un economista conservador que no goza de la simpatía del partido de gobierno ni de los sectores de izquierda del país.
"La recuperación fiscal del Estado debe ser conducida (...) con medidas que aumenten la tributación sobre la renta, la riqueza y la propiedad de los extractos más pudientes", defiende el partido, que rechaza "recortes en los gastos sociales" para reequilibrar las cuentas públicas.