Tras el accidente en la Península del Sinaí en Egipto de una nave rusa en la que murieron 224 personas, se encendieron las alarmas sobre la posibilidad que la explosión de una bomba sea la causa de la tragedia.
En la Península del Sinaí la autoridad aeronáutica estadounidense mantiene restringido el vuelo de aviones de líneas aéreas norteamericanas a menos de 8.000 metros, en tanto en otros lugares se mantiene la prohibición total.