VERACRUZ.- Los cadáveres de los cinco colombianos que fueron reportados como desaparecidos en el mexicano estado de Veracruz el 11 de noviembre, fueron identificados, informó este domingo la fiscalía local.
El viernes, la institución ya había identificado dos de los cinco cuerpos y este fin de semana se confirmó la identidad de los otros tres.
"Están identificados los cinco ciudadanos colombianos, estamos en contacto con las autoridades consulares para hacer los trasladados", dijo a la prensa Luis Angel Bravo, fiscal de Veracruz.
Los primeros dos cuerpos fueron identificados como los de Carlos Andrés Megía Contreras y Gholmer Badi Osorio Cano, pero las autoridades no han revelado los nombres del resto.
Los cinco cuerpos, hallados por las autoridades el martes pasado en el municipio de Puente Nacional, a unos 60 km del importante puerto de Veracruz, presentan todos señales de "tortura y un tiro de gracia (disparo en la cabeza)", precisó una fuente policial que pidió el anonimato.
La fiscalía de Veracruz ya había informado que recibió la denuncia el viernes pasado de un ciudadano colombiano en contra de esas cinco personas porque presuntamente "se dedicaban a actividades ilícitas" del crimen organizado.
Este domingo, el fiscal Bravo aseguró que aún "no se confirma" esta hipótesis, pero que la investigación continúa abierta.
La Defensoría del Pueblo de Colombia había informado de la desaparición de cinco jóvenes, de quienes no se sabía nada desde que entre la noche del 11 de noviembre y la madrugada del 12 hubo una riña en el apartamento donde residían en la ciudad de Córdoba, a unos 110 km de Puente Nacional.
Según la Defensoría, estas personas llevaban entre dos y cinco meses en esa región y cotidianamente se comunicaban con sus familiares, pero desde el 11 de noviembre sus teléfonos estaban fuera de servicio.
Veracruz está enclavado en el Golfo de México y es uno de los estados más afectados por las disputas entre los carteles de la droga como el de Jalisco Nueva Generación, Los Zetas y el Cártel del Golfo.
Estos grupos criminales, con nexos en Sudamérica, han diversificado sus actividades delictivas y también se dedican al tráfico de migrantes, robo de combustible y otros delitos, cometidos muchas veces en complicidad con autoridades locales.