UGADUGÚ.- Los ciudadanos de Burkina Faso comienzan a votar para elegir a su próximo presidente y renovar su Parlamento, en unos comicios llamados a culminar la transición a la democracia iniciada hace un año con el
derrocamiento popular de su presidente y superar el reciente golpe de Estado.
Cerca de 5,5 millones ciudadanos están llamados a los 17.878 colegios electorales en los que podrán elegir a uno de los 14 candidatos que se presentan a las presidenciales, todos ellos con promesas de concretar el cambio que comenzó con violentas protestas en las calles.
"Estoy feliz de votar en estas elecciones históricas porque quiero que el presidente al que he votado se centre en la salud, el empleo y la educación", dijo Abdoulaye Sawadogo, un ingeniero de 50 años en un colegio electoral de Tampouy, en el norte de la capital, Uagadugú.
"Espero que el presidente no me decepcione", añadió.
El próximo jefe de Estado sólo podrá gobernar durante dos mandatos de cinco años, de acuerdo con la Constitución que el ex presidente Blaise Compaoré intentó modificar para perpetuarse en el poder, antes de que fuera derrocado por un levantamiento popular en octubre de 2014.
Los burkineses elegirán también a 127 diputados que se presentan por partidos políticos y 18 grupos independientes de entre 7.058 candidatos.
Las elecciones iban a celebrarse inicialmente el pasado 11 de octubre, pero un corto golpe de Estado perpetrado por una facción del Ejército, la guardia presidencial, obligó a posponer los comicios.
La presión del Ejército y las intensas negociaciones de países como Senegal y Benin, respaldados por Estados Unidos y Francia, consiguieron que los golpistas renunciaran a su intención de retener el poder hasta las elecciones y accedieran a restaurar el Gobierno civil, que finalmente volvió a convocar elecciones en la jornada de hoy.
"Las elecciones traen mucha esperanza al pueblo de este país. Con democracia, nadie podrá engañarnos otra vez", dijo Tiama Gasse, una votante de Tampouy.
Un dispositivo de 25.000 agentes se desplegará para tratar de garantizar la seguridad de una cita electoral decisiva para este agitado país africano, que ha sufrido seis golpes de Estado en medio siglo.