SANTIAGO.- El nombre que más se escucha dentro del ambiente político brasileño es el del polémico y carismático Presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha.
Esto luego de que decidiera dar el visto bueno a un pedido de
juicio político o "impeachment" en contra de la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que podría poner fin anticipado a su mandato.
Es el principal crítico del Gobierno, a pesar de ser miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), aliado del Partido de los Trabajadores (PT) que actualmente está en el poder.
Cunha se hizo conocido a través de un programa radial de Río de Janeiro y cuando obtuvo su cargo lo celebró con una ceremonia en la iglesia evangélica.
Hoy es líder de la Cámara brasileña y quien aprobó la petición de un grupo de diputados que acusan a la Mandataria de haber maquillado las cuentas públicas para cubrir falencias de su gestión, lo que se considera un "crimen de responsabilidad".
Esto, luego de que el pasado 7 de octubre, el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) propusiera al Parlamento rechazar el balance presentado por el Gobierno, entre otras cosas, por haber omitido deudas que suman 27.300 millones de dólares.
En tela de juicio
El economista de 56 años, le declaró la guerra a Rousseff luego de que se le acusara de estar involucrado en el escándalo de corrupción de la petrolera estatal Petrobras, por recibir un soborno de US$5 millones. El parlamentario rechazó tajantemente la denuncia y acusó al Ejecutivo de ser responsable de un "plan" para debilitarlo.
El actual jefe de la Cámara Baja enfrenta acusaciones de fraude y corrupción y, además, se le inculpa por haber ocultado millonarias cuentas en Suiza. Todas estas denuncias lo empujaron a un proceso en la Comisión de Etica de la Cámara de Diputados que, según expertos, podría terminar con su mandato.
Aún dentro de la férrea oposición, Cunha admitió ayer que su decisión no llega en un buen momento para el gigante sudamericano, cuyo escenario económico es cada vez más complejo. "No hago esto con ninguna felicidad, sé que es un gesto delicado en un momento en que el país atraviesa una situación difícil", aseguró.
Poderoso opositor
A pesar de las acusaciones, las decisiones de Cunha pesan más que nunca en el Congreso. Está rodeado de una serie de diputados evangélicos al igual que él y de parlamentarios que le dan su respaldo.
Cunha no sólo fue el ejecutor del proceso de "impeachment" contra Rousseff, sino que fue el estratega principal. El líder de la Cámara Baja decidió concretar sus aspiraciones contra la Presidenta el mismo día en que tres legisladores del oficialismo y miembros de la Comisión de Ética, hicieron pública su intención de votar a favor de abrir una investigación en contra de él en el Congreso.
Según consigna el diario El País, Cunha maniobró un canje: si dichos diputados votaban a favor del procedimiento, él daría el vamos a la iniciativa que busca la dimisión de Rousseff. Amenaza que finalmente cumplió.
Y aunque está al borde de la caída en medio de las acusaciones en su contra, la influencia de Cunha en el Parlamento sigue siendo tal, que mantiene en sus manos el futuro, no solo de la Presidenta, sino de todo un país.
Pero al juicio político contra Dilma le queda un
largo camino por recorrer. En primer lugar deberá pasar a una comisión de diputados que evaluará los argumentos. De ser una acusación justificada, el proceso continuará sólo si 342 de los 513 diputados del pleno de la Cámara lo aprueba. Finalmente, la misiva deberá llegar al Senado y ser votada.