TOKIO.- Japón espera que India firme esta semana un acuerdo para adoptar el tren bala nipón, según adelantó hoy el diario Nikkei, lo que supondría un paso clave para potenciar las exportaciones japonesas en este sector.
Se prevé que el primer ministro indio Narendra Modi y su homólogo japonés, Shinzo Abe, emitan una declaración conjunta sobre el acuerdo el sábado durante la visita del jefe del Ejecutivo nipón a la India, informó el diario económico.
La línea, la primera de estas características en el subcontinente indio, comprenderá un trayecto de 505 kilómetros y unirá Mumbai, la ciudad más poblada de la India, con Ahmedabad.
Su construcción comenzaría en 2017 y está previsto que finalice en 2023, detalló Nikkei.
Las dos partes están discutiendo las condiciones de financiación del proyecto, que costará unos 980.000 millones de rupias (13.519 millones de euros/ 14.673 millones de dólares), y en el que Tokio aportaría 1 billón de yenes (7.483 millones de euros/8.125 millones de dólares) en préstamos oficiales.
La Agencia de Cooperación Internacional de Japón y el Ministerio indio de Ferrocarriles iniciaron un estudio conjunto de viabilidad para los trenes de alta velocidad hace dos años, y el pasado julio emitieron un informe en el que recomendaron el modelo de tren bala.
Los trenes de la línea, que alcanzarán más de 320 kilómetros por hora, acortarían la duración del viaje entre Mumbai y Ahmedabad de las ocho horas actuales a unas dos.
La India planea construir un total de siete líneas de alta velocidad en su territorio, empezando por la que presumiblemente construirá con Japón, y sin que haya trascendido información sobre otros proyectos.
A pesar del prestigio del que goza el tren bala japonés, hasta el momento Tokio sólo ha exportado su tecnología de trenes de alta velocidad a Taiwán.
Japón perdió recientemente un acuerdo frente China para construir un ferrocarril de estas características en Indonesia, y en 2010, la Asamblea Nacional de Vietnam, otro mercado que Tokio contempló, rechazó un proyecto similar por su alto coste, que rondaba los 56.000 millones de dólares (51.592 millones de euros).