MADRID.- "Usted no es decente". Esa frase del líder de la oposición española, el socialista Pedro Sánchez, fue la que encendió definitivamente a Mariano Rajoy en el duro cara a cara en el que se enfrentaron esta noche en televisión, a seis días de las elecciones más reñidas en casi 40 años de democracia en España.
"Usted es ruin y miserable", fue la respuesta del jefe del gobierno y aspirante del Partido Popular (PP) a la reelección. "Soy un político honrado, como mínimo como usted", se defendió del líder del Partido Socialista (PSOE). "Si usted tiene algo contra mí, lléveme al juzgado".
Los escándalos de corrupción en su partido golpearon a Rajoy en sus cuatro años de gobierno y hoy marcaron el único debate de la campaña para los comicios del día 20 en el que accedió a estar, tras rechazar los que hubo con Albert Rivera y Pablo Iglesias, los líderes de los partidos emergentes Ciudadanos y Podemos.
La intención de Rajoy y Sánchez era mostrarse esta noche como las únicas opciones posibles de gobierno frente a esas dos formaciones jóvenes que han acabado con la hegemonía de sus partidos.
Las cuatro están cercanas en las encuestas, con el PP a la cabeza y las otras tres en pugna por el segundo puesto en un Parlamento en el que serán imposibles ya las mayorías absolutas. Los indecisos, en torno al 40 por ciento, nunca han sido tantos. Jamás se llegó en España a unos comicios con el resultado tan abierto.
La victoria no le garantiza a Rajoy el gobierno. Necesitará pactar con otra formación -todos miran a Ciudadanos, aunque Albert Rivera niega que vaya a apoyar la investidura de otro desde la oposición- pero también un pacto puede sacarle a él del juego.
La corrupción fue el arma con el que el líder del PSOE, agresivo desde el principio, impidió a Rajoy hilar el discurso de la recuperación económica y la creación de empleo con el que, tras una legislatura de recortes frente a la crisis, quiso presentarse como dirigente sólido con experiencia de gestión.
Sánchez tardó solo ocho minutos en sacar a Luis Bárcenas, el ex tesorero del PP que está en el centro del escándalo de financiación ilegal de la formación. A partir de ahí, llovieron los golpes.
"Usted ha recortado todo menos la corrupción", le dijo el socialista. "Usted tenía que haber dimitido". "Haber presentado una moción de censura", le contestó Rajoy. "Soy un político honrado, como mínimo como usted".
Vestidos ambos con traje y corbata -Rajoy, azul; Sánchez, roja-, se miraron de frente durante dos horas, separados solo por los 170 centímetros de distancia que fijaba la mesa a la que se sentaron, uno a cada lado del moderador, el presidente de la Academia de Televisión.
Cuando no se atacaron, el debate fue más una sucesión de monólogos cruzados, el último vestigio de un bipartidismo ya muerto. Los pocos contraataques que llevó a cabo Rajoy los basó en volver a arremeter contra la herencia que recibió del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero al llegar a La Moncloa.
"Han dejado el mayor déficit de la historia de España", dijo a Sánchez, quien prácticamente era un desconocido cuando el año pasado agarró las riendas del PSOE.
"Cuando llegamos al gobierno, España estaba al borde del rescate, estaba al borde de la quiebra ¿Quién habla hoy de la quiebra de España? Nadie. ¿Quién habla ahora del rescate de España? Nadie", dijo el aún presidente del gobierno.
El rescate fue un punto en el que se enzarzaron durante minutos, con Rajoy asegurando que lo evitó y Sánchez acusándolo de mentir porque los bancos españoles recibieron 41.000 millones de euros de la Unión Europea.
Albert Rivera y Pablo Iglesias, excluidos del debate de hoy, analizaron el cara a cara en la cadena La Sexta. "Ha sido el último debate del bipartidismo", dijo el líder de Ciudadanos. "No se gobierna en el barro ni con descargas eléctricas". El candidato de Podemos expresó un deseo: "Yo quiero ser el presidente de este país para no parecerme a estos dos señores".